Lo que más daño le ha hecho al movimiento sindical peruano es mezclar la intolerancia entre sus miembros, la ideologización de sus reivindicaciones, la división constante de sus organizaciones y carecer de representatividad para crecer en el tiempo. Sin unidad, porque nunca la alentaron ni se esforzaron en construirla, confundieron a las masas haciéndoles creer que para ser miembro de un sindicato había que ser comunista o sinvergüenza, con lo cual, dominaron los sinvergüenzas que eran a la vez, comunistas.
Triste historia el querer representar a la clase trabajadora… sin trabajar. Triste historia el querer politizar las demandas laborales para aspirar a cargos políticos de elección popular, donde excepcionalmente alguien logró llegar, para nunca trabajar en bien de quienes dijo iba a representar. Vergüenza de negociantes sin overol, ni mano callosa, ni ejemplo de lucha. Sindicalistas de un profesorado siempre manipulado (y que dice enseñar), sindicalistas de templos del licor y de bravuconadas, pero nunca dirigentes, nunca líderes, jamás ejemplos de honestidad y honradez. Eso es lo que ha consumido a los gremios sindicales hasta casi desaparacerlos.
Ese discurso comunista, plagado de odios, resentimientos y maldades, fue invadiendo a las pocas voces que ansiaban representar los rostros, las palabras y los anhelos de miles de trabajadores. Pero los traicionaron ayer, como hoy los traicionan y lo harán mañana con más vileza y cobardía.
El 1 de mayo era, fue, lo recordamos algunos, pero ahora ya no lo es, ni lo será, porque no existen gremios sindicales que hagan escuela de liderazgo y educación en el diálogo y la conciliación laboral. Al contrario, los gremios se dividen y de esas divisiones nacen subdivisiones y otras rupturas más, y más división y más ausencia del deber.
El 1 de mayo es una fecha que ha muerto en el calendario del honor, por culpa de los dirigentes del deshonor.
Sin embargo, hay esfuerzos que están surgiendo, alejados del comunismo, para educar, formar, instruir, agrupar, congregar y marchar por los caminos de hacer todo aquello que sea lo mejor para el trabajador y la empresa, porque de esa suma consciente, se nutren el progreso, la paz y el desarrollo de una nación.
En el Día del Trabajo, saludamos a los trabajadores, no a los sindicatos comunistas.