Los últimos años, después del lagarto en especial, esta “fecha” que trae al recuerdo los luctuosos sucesos de una asonada ultra izquierdista contra el país, es usada como pretexto para tumbarse a cualquier gobierno. Pero, claro está, no lo hicieron con el criminal (a) “Lagarto” ni con el procesado golpista Castillo, porque uno pagaba a las izquierdas caviares y a las que estimulan esas revueltas y el otro, porque pagaba y era parte de la organización de dichos actos de violencia (de acuerdo a lo que se comenta siempre en las redes sociales).
Hoy como ayer, es decir como el año anterior, el de Dina la izquierdista que incumplió su palabra de renunciar si Castillo era vacado por algún delito (como ocurrió), se está incentivando desde los medios de comunicación de las izquierdas del odio a una nueva “movilización nacional” a otra “toma de Lima”, a fin de conseguir con sangre y víctimas, lo que no se consigue con la razón y los argumentos.
El 19 de julio es la misma fecha de siempre, la de sendero luminoso, la de las hordas marxistas leninistas del movimiento 19-j de abierta tendencia subversiva (ellos mismos lo proclaman), un grupo de tantos, que aliado a “juntos por el Perú” –uno de muchos partidos comunistas que se pelean ntre sí por las balas asesinas que provocan contra sus activistas, propiedad de los ultras anti minería formal-, han programado para volverle a mentir al país, que quieren más democracia, que proclaman la justicia, siendo ellos, los subversivos, los causantes de decenas de miles de muertes a lo largo de nuestra reciente historia, como lo es su principal auspiciador, el culpable de doscientos mil fallecidos durante la pandemia del Covid, miren que ironía, también 19 como el Covid, el 19-j de la subversión.
No caigamos en el silencio frente al comunismo y sus “embajadores políticos”, hay que señalarlos, hay que denunciarlos como durante la primera, segunda, tercera y cuantas “tomas de Lima” fracasaron, porque volverán con polleras siendo los mismos contrabandistas, volverán con sus camiones y millones siendo narcotraficantes, con sus pailas y aguaditos siendo mercenarios de los medios, explotando a los más pobres e ingenuos, pero viendo las marchas y los muertos que fabrican, como los desaparecidos que inventan, desde cafés de lujo y hoteles con piscina y coca, seguramente para volver al Congreso el 2026 o cuando lo provoquen.
El 19 de julio, nunca más un día de odio y violencia.