El sector agrícola peruano, desde la época prehispánica hasta la actualidad, es uno de los sectores económicos más importantes para el país, el cual, producto de correctas políticas públicas establecidas desde los años 90, nos ha convertido en uno de los principales países agroexportadores en frutas y hortalizas del mundo, presente en mercados altamente competitivos y desarrollados.
La gran biodiversidad del Perú, así como sus 28 de los 32 tipos de climas del mundo, y sus 84 de 114 zonas de vida que existen, permiten ofrecer una gran variedad de productos agrícolas nativos de alto contenido nutricional y el desarrollo de nuevos productos que no son todos necesariamente originarios del país.
La moderna agricultura de exportación se ha convertido en el segundo sector exportador peruano en importancia después de la minería, pero comparte el sector con una pequeña agricultura familiar que no ha podido modernizarse en su mayoría y permanece atrasada, fruto también de políticas públicas inadecuadas.
El sector agroexportador de nuestro país ha experimentado un crecimiento sostenido desde el año 2000, con una tasa promedio de crecimiento anual del 13.8%. A lo largo de estas décadas, el sector ha venido sofisticándose en función a los últimos desarrollos de la industria, desde tecnología y procesos productivos tecnificados hasta nuevas variedades y el acceso a nuevos mercados. Un claro efecto del impacto social de este crecimiento y desarrollo se puede observar en la reducción del índice de pobreza de este sector, pues a inicios del milenio se encontraba por encima del 80% y al 2022, el porcentaje se ha reducido al 30%.
Posteriormente, a partir de julio de 2021, en el gobierno del Sr. Castillo con su llamada “Segunda Reforma Agraria” no implementó ninguna política pública efectiva para mejorar el sector agrario de la agricultura familiar y menos para la agroexportación y agroindustria. La ineficiencia gubernamental y la inestabilidad política, económica y social que, si llegó a implementar en su gobierno, vulnerando la institucionalidad pública, además de la aprobación de regulación populista y demagógica, le pasó factura al país y al sector agrario, agravando la crisis de millones de pequeños agricultores y afectando la competitividad del sector.
Recientemente, desde diciembre de 2022 a raíz del golpe de Estado del ex presidente Pedro Castillo, el que felizmente fue rechazado por las instituciones del estado en una demostración de que en el Perú la Constitución y la Democracia funcionan, las protestas sociales han sido variables constantes en el panorama nacional de los últimos dos meses, las cuales se han producido, no necesariamente por las brechas sociales aún por resolver, sino básicamente por motivaciones ideológicas y políticas, en donde la narrativa radical pretende confundir a la población tergiversando la realidad y exacerbando a los ánimos.
Sin embargo, las llamadas manifestaciones han sido todo menos pacíficas. Grupos de vándalos han cometido delitos al bloquear varias carreteras en el país, atacar a las fuerzas del orden y la propiedad pública y privada, además de cometer otros delitos. Estos hechos delictivos que se dieron también en algunas zonas agroexportadoras han limitado el derecho al libre tránsito de los ciudadanos, la libertad de empresa y de trabajo, entre otros. Esto ha afectado parte de los envíos al exterior el sector agrario y el abastecimiento a los mercados internos, a pesar de los esfuerzos del sector privado de buscar que el gobierno libere las vías con las fuerzas de orden desde el primer día de bloqueo y a la utilización de vías alternas provisionales habilitadas como paliativo a los bloqueos.
Por esta situación, las empresas priorizando la seguridad de sus trabajadores, paralizaron operaciones durante algunos días del bloqueo de carreteras en las principales regiones afectadas como La Libertad, Ica y Arequipa.
Se estima una pérdida de US$150 millones en agroexportaciones por los bloqueos en diciembre, a pesar de ello las estimaciones indican que se llegaría alrededor de los US$10,000 millones de agroexportaciones durante el año 2022, cifra superior a la de 2021.
La situación económica global viene siendo afectada desde el 2020 por la pandemia del Covid-19 y disminuyendo su crecimiento. El año pasado la agricultura global sufrió la suma de varias crisis como la del incremento en el precio de los fertilizantes, el incremento en los fletes marítimos, la guerra de Rusia y Ucrania que afectó los mercados globales de alimentos, el comportamiento atípico de los mercados, entre otros hechos que aumentaron los costos de producción agrícolas y los logísticos de comercio, los cuales no fueron en su totalidad absorbidos por el incremento de precios internacionales de alimentos. Esta situación es parte del motivo de alerta dada por organismos internacionales respecto a la llamada crisis alimentaria que afectará a millones de personas en el mundo.
Según el Banco Mundial, el año 2023 el mundo crecería solo en 1.7%. Definitivamente las proyecciones no son muy auspiciosas para las agroexportaciones, ya que esta tendencia marca también el probable comportamiento de los mercados internacionales que son el principal mercado de la producción agraria peruana, la que llega a más de 150 países del mundo, siendo el continente europeo, Norteamérica y Asia los que reciben la mayor cantidad de nuestros envíos.
Sin embargo, en el Perú el nuevo gobierno de transición tiene claro que debe impulsar a sus sectores económicos y productivos hacia el crecimiento y viene implementando una serie de acciones a través de los planes impulsados por el Ministerio de Economía y Finanzas juntamente con el Ministerio de Desarrollo Agrario para sacar adelante al sector agrario. Parte de esto es el trabajo público privado en una Mesa Técnica Ejecutiva con los gremios empresariales y asociaciones de productores, la cual se creó a iniciativa de AGAP para mejorar la regulación que afecta al sector agrario, eliminar barreras y sobre costos, mejorar la competitividad e impulsar las inversiones en el sector agrario peruano.
Respecto a las cifras del 2022 a noviembre, comparado con el mismo período de 2021, el comportamiento fue un incremento de 16% en el valor de las agroexportaciones totales, promovidas principalmente por las frutas y hortalizas, el cacao y café. Este último creció en 84%, con un crecimiento de más de USD 500 millones respecto al 2021.
Por su parte, el subsector frutas y hortalizas frescas, que ha venido marcando el crecimiento de las agroexportaciones peruanas en las últimas décadas, a noviembre de 2022, tuvo a las uvas (+11%), arándanos (+19%), cítricos (+5%), granadas (+2%), cebollas (+5%), ajos (+39%) registrando un importante crecimiento en valor de exportación respecto al mismo período del año 2021. Mientras que la palta Hass, espárragos, mangos, banano orgánico, kion, nueces del Brasil no crecieron lo suficiente por ese comportamiento atípico de los mercados internacionales.
El sector agrario peruano es un sector noble y resiliente que, a pesar de la situación global y nacional, mantiene su sostenibilidad basado en su gran potencial aún por explotar, altas productividades y en sus condiciones únicas para la producción agraria, prueba de ello es el crecimiento sostenido durante décadas y su resiliencia enfrentando diversas crisis manteniendo siempre su importante aporte basado en el impacto económico y social positivo para el Perú.
Nota de Redacción: El presente es un artículo de Gabriel Amaro, Presidente de AGAP, publicado en Visión Frutícola
Imagen referencial, Agencia Andina