Marchas que se marchitan por sí mismas, sin multitudes, sin alegría, sin compás de unidad, solamente un arreo de gentes ignorantes que se notan alquiladas en sus ideas y manipuladas en sus mentes, para convertirse en víctimas de sí mismas, tirándose al piso, sobre la pista, autoinflingiéndose cortes o moretones en los brazos y piernas, causando algunos destrozos del pavimento que tiene adoquines para mejor cuidado y tránsito peatonal, arrancando plantas y flores, pintando muros y puertas de casonas coloniales o monumentos, destrozando, destruyendo, ese es el el rol de los activistas y mercenarios de las izquierdas que salieron a provocar con odio y resentimiento a la sociedad peruana en su conjunto, a los jóvenes, a los trabajadores, a las mujeres, a los más pobres, a los ancianos y a los emprendedores, porque su antigua aliada viró hacia cierto margen de racionalidad y corrección en el rumbo que un gobierno extremista estaba haciendo un daño permanente a los peruanos. Y por eso le gritan de todo y la condenan por todo, siendo su derecho el grito y el deseo político, pero no se dan cuenta o no quieren reconocer que existen caminos en un sistema democrático, aunque ellos los hayan perdido todos por carecer de respaldo popular.
Ni un solo dirigente sindical, ni un solo congresista, periodista, comunicador, alcalde, regidor, gobernador regional o cualquier clase de gentes con cargos públicos o aires de representatividad gremial o política, que paran diciendo tontería y media en las redes sociales, ni uno solo salió y permaneció en alguna marcha, movilización o protesta, porque para eso están los más pobres, los más manipulables, los idiotas que se consiguen por docenas a cambio de un billete o un vale de alimentos, en una miserable explotación humana donde se humilla la dignidad de los más vulnerables, haciéndolos carne de cañón, mientras son empujados por el discurso del odio de las izquierdas para la foto y luego, los abandonan a su suerte y riesgo.
Hoy 28 de julio, la izquierda siguió languideciendo, camino a su extinción.