Los sistemas pensionales se han diseñado y han evolucionado de acuerdo a las condiciones económicas, sociales y políticas propias de cada país. Sin embargo, todos los sistemas previsionales enfrentan retos similares que ponen a prueba su capacidad para garantizar la protección efectiva de las personas durante la vejez sin generar fuertes presiones fiscales.
La transformación del trabajo generada por la digitalización de la sociedad, el bajo crecimiento económico, el envejecimiento de la población y el incremento en la esperanza de vida, son algunos de los desafíos que enfrentan los sistemas previsionales en el mundo.
En los últimos años, los efectos negativos de estos fenómenos se han hecho sentir, especialmente en los modelos de reparto, y han empezado a afectar los soportes fundamentales de cualquier sistema pensional: la sostenibilidad, la cobertura y la adecuación de las jubilaciones.
En este contexto, el ahorro y la capitalización resultan fundamentales para que un sistema previsional funcione correctamente y garantice la seguridad económica de los trabajadores, actuales y futuros, durante su vejez, pues permiten articular de manera eficiente estos objetivos.
Esto ha sido planteado a través del Índice Pensional de Mercer y otros indicadores que evalúan y comparan las estructuras de los regímenes pensionales entre países.
Los sistemas de capitalización son sostenibles en el largo plazo puesto que no comprometen recursos públicos, o al menos no en una cantidad elevada, en tanto que las pensiones en estos sistemas dependen principalmente del ahorro que lograron hacer los individuos a lo largo de su vida laboral o de la capitalización de los fondos pensionales públicos.
Asimismo, en algunos países, los sistemas de capitalización son complementados con algunos subsidios estatales para financiar una pensión mínima. No obstante, estos subsidios son mucho más pequeños que los que se proveen en los sistemas de reparto y además se encuentran mejor focalizados.
El Índice Pensional de Mercer también muestra que existe una relación positiva entre el ahorro pensional y la suficiencia de las jubilaciones. En la medida en que la población envejezca y aumente la presión fiscal sobre el sistema pensional, será cada vez más difícil ofrecer mesadas adecuadas para proteger a los trabajadores en su vejez si no se cuenta con ahorro suficiente.
Por lo tanto, los sistemas previsionales de reparto que hoy ofrecen mesadas generosas, inevitablemente tendrán que disminuir los beneficios que otorgan en los próximos años. Por esta razón, en muchos países se han desarrollado diferentes canales de ahorro voluntario para que los trabajadores ahorren más de lo que se exige y puedan aumentar su mesada pensional.
Por otra parte, la cobertura de un sistema pensional no está únicamente relacionada con el mecanismo de financiación del mismo, sino que también está determinada por distintos factores económicos e institucionales en cada país.
El nivel de formalidad, la productividad y los costos salariales y no salariales, tener o no pensión mínima contributiva, son algunos de los factores que afectan la tasa de cobertura del sistema de protección en la vejez. Sin embargo, bajo un modelo pensional de ahorro y capitalización, que no compromete la misma proporción de recursos públicos que un sistema de reparto puro, es posible alcanzar una mayor cobertura por medio pensiones no contributivas y otros subsidios estatales que garanticen un ingreso mínimo a los adultos mayores más vulnerables.
En un modelo de reparto, al no contar con ahorro o capital, los pilares de un sistema previsional chocan entre sí y se convierten en una trinidad imposible de alcanzar. En efecto, un país que cuente con un sistema pensional de reparto con una amplia cobertura y jubilaciones generosas, se verá obligado a utilizar recursos públicos o a aumentar su deuda para poder financiar el sistema, situación que lo hará inviable en el largo plazo.
De igual forma, un sistema que sea sostenible y que ofrezca mesadas suficientes, probablemente tendrá una cobertura muy pobre. No obstante, en algunos países de América Latina, como es el caso de Colombia, los sistemas públicos de reparto son muy regresivos y los beneficios ofrecidos han ido en detrimento de la cobertura y la sostenibilidad.
De acuerdo con Bernstein, Bosch y Oliveri (2016), en la región la cobertura del sistema pensional es tan solo del 45%, mientras que las tasas de reemplazo de los sistemas de reparto se encuentran cerca al 67% y el gasto público en pensiones oscila entre el 1,5% y el 4% del PIB2.
Muchos países, tanto desarrollados como en vía de desarrollo, han dado un paso muy importante para asegurar la protección de los trabajadores durante la vejez al realizar reformas integrales a sus sistemas previsionales que buscan incrementar el ahorro, el ahorro real e invertido en el mercado de capitales.
En lo que resta del documento se hace un análisis más detallado de las ventajas de los sistemas pensionales basados en ahorro y se hace una comparación con los sistemas de reparto. En particular, se estudian aspectos de los sistemas previsionales relacionados con su impacto fiscal y la sostenibilidad, la rentabilidad interna y la exposición al riesgo para los trabajadores.
Además, se estudian los efectos que tienen los sistemas pensionales de ahorro y capitalización sobre la distribución del ingreso y el crecimiento económico.
Nota de redacción, El documento completo, un análisis ordenado y responsable del tema previsional, que debería ser difundido en forma más amplia, lo puedes consultar en el siguiente enlace: