Cada vez que reflexiono sobre mi país, sobre mi querido Perú, siento tristeza y un dolor interminable porque al leer las noticias me doy cuenta que cada cinco años nada cambia, que cada cinco años sigo viendo la misma telenovela y que todo seguirá igual.
Aquí en los Estados Unidos, a pesar de todos sus problemas, se sienten grandes y se les ve unidos frente a los enemigos comunes, como la pobreza, la ausencia de trabajo, la pandemia, los países que les amenazan, las ideas que los asustan. Aquí en los Estados Unidos, aunque sea siempre peruana, tengo mi corazón americano, mi formación académica, mis logros materiales pero hay una semilla de nacimiento, una pequeñita luz que me alumbra y me pide volver a mi ciudad enredada, a mis playas extensas, a los andes tan hermosos, a mi selva alegre y bailarina. Mi comida, mi música, mi barrio, mi gente, mi sangre.
No entiendo cómo hay ideas o propuestas para detener el progreso y el desarrollo, para retroceder y poner sobre la palestra el odio.
Comprendo las grandes diferencias sociales y económicas que nos separan, pero nadie puede decir que estamos igual que hace 50 o 20 años. El Perú, a pesar de todas las injusticias y corrupción, mejora por el esfuerzo de sus gentes, mejora pudiendo ser muchísimo más rescatable si es que todos luchásemos contra la corrupción en las municipalidades y gobiernos regionales como primera tarea ciudadana, acción cívica, pero no lo hacemos. Y así sigue la historia, lo pequeño corrupto, lo grande corrupto y el resultado, camino a la impunidad.
Una nación así es insostenible en cualquier escenario, pero el Perú aún dañado, aún herido, se levanta increíblemente sobre sus cenizas y se hace camino.
Tengo la esperanza que el voto del exterior hará que un pequeño brillo ilumine las esperanzas de los que ansiamos volver para entregar nuestro futuro al país, nuestros últimos años, nuestras nuevas familias que se sienten más peruanas que muchos que no hacen nada estando allí, donde mis padres nacieron y donde yo deseo finalizar mis tiempos, pero haciendo obra, uniendo, cantando mi himno, respetando mi Bandera.
Somos más de un millón de electores en el exterior, de los cuales el 60% hemos expresado nuestro parecer por la Democracia y por la Libertad que anhelamos que mejore, se proteja de la corrupción, castigue a los corruptos y se constituya en un muro que evite el renacimiento del terrorismo.
fotografía referencial: Peruanos en San Francisco, vía Facebook