Cuando éramos niños nos ponían las películas de vaqueros donde se veían las emboscadas que planeaban los ladrones para robarse el botín de las diligencias que pasaban por el camino.
En nuestros tiempos se planean y se organizan tácticas para tomar los gobiernos y el control de la población, de tal modo que la gente esté al servicio de esas organizaciones corruptas que buscan el poder para quedarse.
Lo malo y lo terrible de estos planes es que se hacen por lo bajo y atentan la libertad de las personas. Es prácticamente la organización de un motín general para capturar el botín que permita vivir con holgura a una elite dirigente que maneje todo.
Las oclocracias de la historia
Las últimas experiencias de países que han caído bajo esos sistemas son espantosas y aterradoras. Veamos en unas pocas líneas lo que ocurrió en Ruanda hace muy pocos años, en los umbrales del siglo XXI.
A finales del siglo XX las estrategias y tácticas de los hutus en Ruanda estuvieron a punto de lograr el exterminio de los tutsis. Ambos son habitantes de un mismo país que vivían en paz y armonía antes de los conflictos, sin embargo, los grupos extremistas consiguieron una división social con consecuencias devastadoras.
Los tutsis habían sido (con la ayuda de Bélgica) la clase dominante y los hutus estaban sometidos al servicio de los tutsis. Las rivalidades, por abusos inevitables, fueron creciendo con el paso de los años y las relaciones se fueron deteriorando poco a poco.
Cuando las cosas empeoraron un numeroso grupo de tutsis salió del país y se fueron a Zaire, para huir de los conflictos que se avecinaban y llegó el momento en el que los hutus que se habían estado organizando con tiempo, decidieron tomarlo todo y ser ellos la clase dominante.
Las estrategias infames
Las estrategias para la conquista fueron realizándose poco a poco hasta llegar a tomar el poder. Al principio fueron copando los puestos claves para conseguir una encerrona que no diera salida a los tutsis. La campaña de odio tuvo éxito, se conquistó el poder mediático y a base de programas radiales se concientizaba a la población para que aumente el odio contra los tutsis que eran calificados de corruptos y asesinos.
Las cosas empeoraron hasta tal punto, que las autoridades daban permiso y hasta fomentaban, que se matara a los tutsis. Era meritorio y se premiaban esas matanzas con un objetivo claro: no debe quedar ningún tutsi vivo.
El genocidio de Ruanda fue un intento de exterminio de la población tutsi por parte del gobierno hegemónico hutu de Ruanda entre el 7 de abril y el 15 de julio de 1994, en el que se asesinó aproximadamente al 70 % de los tutsis, se calcula que entre quinientos mil y un millón de personas fueron asesinadas.
Buscar y fomentar la división para que entre el ladrón
Las rivalidades que hoy existen en el mundo ya no son entre dos sistemas antagónicos que buscan gobernar. Ahora se enfrenta una población, cada vez más desorientada, contra los delincuentes que se disfrazan de liberadores y quieren capturar el poder a como de lugar.
En estos párrafos no estamos haciendo comentarios políticos. Estamos señalando la verdad y por lo tanto son advertencias frente a los peligros a los que se ve sometida la humanidad que todos tenemos que conocer.
La ingenuidad de los que al hablar de “respetarlo todo” se sitúan en un término medio
Lamentablemente abunda la ingenuidad de grandes mayorías que son manejadas por indignos maliciosos que se visten de árbitros para dar recomendaciones de imparcialidad.
En el relativismo (el mal de la época) abundan los eclécticos entre las clases pudientes y los sincretistas que son la mayoría; ambas posturas melifluas están sometidas a los poderes de “líderes conchabados” con organizaciones internacionales de ruptura, para someter a los pueblos a sus programas.
Los eclécticos de hoy son los que se sitúan en un término medio, creyendo que es lo más honesto, a la larga pecan de bobalicones porque al hacer coqueteos con posturas radicales que se presentan como moderadas (son las grandes mentiras para engañar a un pueblo), las terminan favoreciendo.
La división de una población se da cuando las convicciones de las personas tienen un grado de profundidad y no cuando coyunturas específicas (catástrofes, malos manejos y manipulación de la gente) producen la división. La superficialidad de las convicciones que producen una división en un momento determinado, es superable. Se puede revertir fácilmente.
La verdad nunca se debe dejar de lado
El camino que lleva a la solución es el de la verdad, que es expresada por las personas que tienen una unidad de vida en su trayectoria y una buena preparación que les da la idoneidad que se requiere, para sacar adelante un encargo de responsabilidad.
Con la difusión de la verdad se consigue educar a las personas formando la conciencia de cada uno. Son metas para el largo plazo, pero son urgentes para poner los medios adecuados y conseguir que las convicciones de las personas sean sólidas y vayan de acuerdo con la verdad.
Así evitaremos en el futuro las emboscadas de invasores y piratas que van en busca de una patente de corso para organizar una treta y quedarse con el botín (P. Manuel Tamayo)