Después del éxito de La opción benedictina, el periodista norteamericano Rod Dreher ha publicado Vivir sin mentiras (Ediciones Encuentro), con el subtítulo Manual para la disidencia cristiana.
Dreher empezó hablando con personas que hoy viven en Estados Unidos pero que crecieron en países comunistas de Europa Oriental. Un profesor de origen checo le señala que desde hace unos 10 años, sus amigos conservadores bajan la voz y miran alrededor temerosos antes de decir lo que piensan de verdad. “Crecí así”, dice, refiriéndose a la dictadura comunista checoslovaca, “pero se suponía que esto no pasaría aquí”.
Dreher señala que en Occidente la ideología de género, antifamilia y anticristiana, está tomando la forma de un totalitarismo blando.
Dreher, citando a Hannah Arendt, distingue entre un régimen autoritario y uno totalitario. El autoritario quiere controlar todo el poder político, pero deja manga ancha en otros temas (religión, cultura, costumbres, familia, ocio…). El totalitario no sólo quiere el poder político, quiere el alma de las personas, su mente, y control sobre toda la actividad humana. La ideología de género y sus paralelos woke y de corrección política buscan este totalitarismo blando.
¿De qué cosa, antes normal, me acusarán mañana?
Una emigrada de la Unión Soviética daba otra pincelada. “Uno no puede anticipar de qué le van a acusar mañana. No tienes idea de qué cosa completamente normal que haces o dices hoy van a usar en tu contra para destruirte. Esto es lo que se vivió en la Unión Soviética”.
Hoy podrías ser destruido por decir a tu hija que se ponga algo menos escotado. O por recomendar a tu hijo que busque una buena chica para casarse. O por decir que el matrimonio es la unión de hombre y mujer y que está mal que los médicos maten enfermos o maten bebés en el seno materno. O que romper un matrimonio es malo y dañino. O que el hombre necesita a Dios.
A la búsqueda de “malos” con los que chocar, los puristas de la reformulada ‘justicia social’ ya cargan contra los cristianos y lo harán cada vez más, avisa Dreher. “Occidente se ha vuelto poscristiano, y un gran número de nacidos después de 1980 rechazan la fe religiosa. Eso significa que no solo se opondrán a los cristianos cuando defendamos nuestros principios, en particular, en defensa de la familia tradicional, de los roles de género masculino y femenino y de la santidad de la vida humana, sino que ni siquiera entenderán por qué deben tolerar la disensión fundada en creencias religiosas”, advierte Dreher.
En vez de policía y multas, control digital
Este totalitarismo blando, no necesita mucha policía ni multas, porque nos puede controlar con tecnología moderna, seguimiento de tu móvil, redes sociales, Internet y dinero electrónico. Si PayPal decide castigar a una asociación, se negará a gestionar sus cobros. Si Netflix y Disney quieren imponer el aborto en el estado de Georgia, amenazarán con retirar sus negocios allí. Ambos casos son reales. Casi cualquier cosa que un ingeniero pueda diseñar sobre control tecnológico, en China ya lo estarán probando. Occidente lo copiará poco después, “por nuestro bien”.
Dreher se mofa de que aún hace pocos años había conservadores que pensaban que los “niñatos progres” y desvergonzados en la universidad cambiarían al entrar en la vida real, el mercado, la empresa, tener hijos que atender… La realidad es que los “niñatos progres” hoy controlan las multinacionales, las asociaciones y el poder político y desde allí adoctrinan en su totalitarismo blando a todas, todos y todes.
En España lo ejemplificaría Rita Maestre, una estudiante que enseñaba las tetas en un acto grosero contra la capilla de Somosaguas en 2011. Cuatro años después era la portavoz del Ayuntamiento de Madrid, y hoy es portavoz municipal del grupo postcomunista Más Madrid.
Resistencia: necesitas comunidades, sólo no podrás
¿Cómo resistir? En La opción benedictina Dreher daba parte de la respuesta: apoyándonos los cristianos en comunidades de fe pequeñas, gente que se quiere, se conoce y se apoya, que se animan unos a otros, que viven juntos o cerca y se acompañan en la tribulación y las alegrías. La primera de esas células de resistencia es la familia, pero se necesitará más.
Buscando estas comunidades, Dreher ha viajado a Hungría, Eslovaquia, República Checa y Moscú para conocer a ancianos y no tan ancianos líderes de la resistencia cristiana al comunismo, católicos, ortodoxos y protestantes.
Un libro de 200 páginas a partir de unos pocos testimonios no es un análisis en profundidad del cristianismo tras el Telón de Acero, pero nos da pinceladas edificantes. Los cristianos de Occidente deberían dar a conocer estas historias con películas, estatuas, cuadros, homenajes…
Del disidente Alexander Soltzhenitsyn, autor de Archipiélago Gulag, Dreher saca el título e instrucción principal: hay que vivir sin mentiras. A lo mejor el régimen no te deja hablar, pero siempre puedes negarte a repetir sus mentiras, y debes hacerlo para evitar que te reconstruya según su modelo. También pide el disidente dejar de fingir apoyo a causas en las que no crees, sólo por ganar respetabilidad.
Para vivir así, hay que aferrarse a Dios y la verdad, y prepararse para perder el empleo, al menos cierta tranquilidad y la respetabilidad.
Lo de Orwell en 1984 ha llegado con la ideología de género
En su obra 1984, George Orwell advertía que llega el momento en que “al final el Partido anunciará que dos y dos son cinco y habría que creerlo. Era inevitable que llegara a eso. Su filosofía negaba no sólo la validez de la experiencia, sino que existiera la realidad externa. La mayor de las herejías era el sentido común”. Dreher añade que eso ya ha llegado.
“Los hombres menstrúan, te tienes que dirigir a la mujer que tienes enfrente con el pronombre ‘él’“, advierte Dreher, citando los dogmas de las leyes de género aprobadas en muchos países y en regiones españolas (la última en Canarias, con el voto favorable del PP).
Dreher toma del disidente polaco Czeslaw Milosz el concepto de ‘ketman’, palabra persa que se refiere a los que simulan ser musulmanes ortodoxos pero en su interior son disidentes. Milosz llama “ketman metafísico” a los que se dicen a sí mismos que son opositores al régimen (comunista, por ejemplo) aunque en realidad trabajan a su servicio. ¿Se puede estar dentro del sistema woke, o de otro, honestamente convencido de hacer el mayor bien posible? Dreher y Milosz creen que no es lícito y que hay que salirse al máximo, creando un espacio alternativo de verdad.
Crear un espacio alternativo: ¡cuenta la historia real!
Este espacio alternativo, fuera contra el comunismo antiguo o sea contra el totalitarismo woke, va a necesitar ofrecer cultura.
Karol Wojtyla hacía teatro en casas bajo la dominación nazi. La familia Benda, en Checoslovaquia, leía en voz alta El Señor de los Anillos a sus hijos, y acogía tertulias literarias.
¿Eso hacía temblar al régimen? Sí, porque enseñaban que todos venimos de una historia, que no acabamos de ser inventados ni creados por el poder político actual. Enseñar historia (nuestra historia, la de Occidente) aterroriza al totalitarismo. Y las lecturas elevadas daban una épica a los disidentes distinta a la del régimen.
La cultura alternativa se hacía en casas y familias, pero casas abiertas a otros disidentes, incluyendo los no cristianos. Se podía organizar con excursiones al campo, donde es más difícil que te espíen delatores, como hacía Wojtyla con sus jóvenes.
La disidencia en Eslovaquia era muy pequeña pero muy extendida y bien organizada desde el principio por la genialidad del cura croata Tomislav Kolakovich, quien creó círculos de amistades cristianas clandestinas desde el principio. Con los años, toda Eslovaquia estuvo llena de propaganda disidente y textos cristianos prohibidos, que cuando podían introducían en Polonia.
Leer este libro de Dreher anima al cristiano de hoy a poner en marcha nuevas asociaciones y redes de amigos cristianos. España, por ejemplo, que acaba de aprobar la eutanasia, ni siquiera tiene una Asociación de Médicos Cristianos o un Gremio de Enfermeras Católicas.
Los españoles han presumido siempre de hablar con libertad y humor, pero ¿cuántos chistes se hacen en TV, no ya sobre personas trans sino sobre algo muy distinto: las absurdas leyes trans? La respuesta es ninguno. ¿Quién se atreve a decir que el Traje Nuevo del Emperador no existe, que va desnudo? Hace casi 40 años que la natalidad en España es desastrosa… ¿qué entidades se atreven a hablar de ello? Incluso las 15 universidades católicas españolas tienden a autocensurarse en una serie de temas y a dedicar sus recursos más bien a la tecnocracia.
Para formar cristianos valientes y disidentes, además de comunidades, redes de apoyo y amistades, además de fe, se necesitará recordar una y otra vez las historias de los mártires y disidentes valientes que nos precedieron. “La clase de cristianos que seremos en el momento de la prueba depende de la clase de cristianos que seamos hoy”, advierte Dreher.
Este libro no es lo mejor que se ha escrito sobre la Iglesia bajo el comunismo, sobre la disidencia cristiana ni sobre la resistencia al totalitarismo blando que ya nos presiona, pero en apenas 200 páginas inspira, anima, advierte y señala el camino. Es un libro que debe circular y conocerse, para romper el silencio y el olvido y para prepararnos a lo que vendrá.
Fotografía referencial, Persecución en China, Gaudium Press
Nota de redacción: El presente artículo se publicó originalmente en ReL www.religionenlibertad.com bajo el título “Vivir sin mentiras”, con el subtítulo Manual para la disidencia cristiana.