La presentación del designado Presidente del Consejo de Ministros (PCM) en un nuevo gobierno democrático, conlleva siempre algunos focos de tensiones, sensibilidades que se encienden sin preguntar y hasta exigencias sobre temas que en verdad, nada tienen de trascendente para el acto formal de dar a conocer un Plan de acciones y decisiones en beneficio del país. Sin embargo, cuando la valoración democrática está en duda, todas las alarmas hacen eco de un grito de asombro, más que de duda.
Dentro de unos días, luego de la juramentación del nuevo presidente, se presentará un Primer Ministro con intenciones poco limpias -no se debe dudar de eso- porque tendrá acompañantes que harán peligrar el normal diálogo, el necesario debate, la urgente unidad que a pesar de todo, debería primar en el país, sobretodo en tiempos de crisis económica tan severa como la que vivimos, de crisis sanitaria tan grave como la que estamos aun sobrellevando, de crisis laboral por efecto de las anteriores situaciones tan mal manejadas y en especial, a causa de la imparable crisis de corrupción por cuyo efecto inmediato, estamos viviendo la era de la impunidad.
El panorama tiene varios condimentos que lo atosigan:
- Congresistas extremistas del gobierno que usan anuncios y producen discursos que parecen estar buscando protagonismos que no les alcanzan si se trata de propuestas, que los desbordan en acusaciones de intolerancia y desprestigio a la democracia y a la representación parlamentaria si se trata de iniciativas, por lo absurdas e inaplicables de cada una;
- Ministros auto propuestos o designados por el poder político no tan oculto del gobierno –su partido violentista- ensimismados en su propia agenda o en la carencia de una que sea consecuente con las necesidades y apremios del Perú, no de sus bolsillos como prioridad;
- Nuevos partidarios o enchufados aterrizando en el gobierno –peligrosos mercenarios y mercantilistas, sobretodo de los medios de comunicación- que quieren ocupar algún espacio o crearlo para ellos.
- ONGs diversas y grupos de interés de algunas universidades privadas abiertamente activistas, ese es un gran problema y quien asuma la PCM tiene que demostrar fuerza y liderazgo al interior, para convocar al exterior a mejores gentes o por lo menos, intentar que la primavera dure un par de años para cimentar las bases de la reconciliación nacional o desarrollar la revolución y la destrucción total.
El Perú no se divide hoy, al contrario, ya está dividido. Lo que es importante tener en cuenta es que con los comunistas -que ahora tienen otros nombres pero son lo mismo siempre-, se enfrentarán las desorganizadas fuerzas democráticas y ante la más mínima necedad, se irá encendiendo la pradera.
¿Esperaremos que no busquen hacer escándalos, esperaremos que demuestren respeto y que el Congreso de la República acoja con valentía todo lo bueno que se proponga y que haga reflexionar al gobierno en aquello que se puede mejorar?
Al Congreso de la República, ¿Se le pedirá un Voto de Confianza por la Democracia y la Libertad? o, será una exigencia de Voto de Confianza por la soberbia y el poder absoluto que buscan los comunistas y que será retribuido con embajadas, contratos, licitaciones y adendas.
¿Adónde iremos? ¿Quién decide?