La corrupción y la narcoactividad (producción de droga, tráfico, distribución, lavado de dinero, pedofilia y trata de blancas, o sea prostitución en cualquiera de sus formas) están intrínsecamente relacionados. Van de la manita.
Corrupto es el de aduana y de puertos que recibe dinero por dejar pasar la droga. Corrupto es quien recibe pago en droga o en cualquier otra forma por permitir los aterrizajes y lo que los narcos quieran. Corruptos son los campesinos y sus líderes muy bien pagados, que protegen las avionetas y a los narcos en sus regiones. Corruptos son los que consumen droga siendo ilegal.
Hasta el último conteo disponible en Internet de la Organización Mundial de la Salud, para el año 2018, los Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas del planeta. Le siguen Groenlandia, Mongolia, el Reino Unido, Nueva Zelanda, Kazajistán, Polonia, Rusia, Brasil y Dinamarca. La diferencia entre ellos es menos de 1 punto porcentual.
En los Estados Unidos, las drogas que más se consumen son: marihuana, opioides (pastillas para el dolor), y cocaína. El National Survey on Drug Use and Health (NSDUH – Oficina Nacional para el Monitoreo del Uso de Drogas y la Salud) estimó que para el 2019, 165.4 millones de estadounidenses usan algún tipo de droga prohibida. De ellos, 17.5% de los consumidores de marihuana son de 12 años para arriba.
En los Estados Unidos el consumo de drogas cuesta aproximadamente US$740 billones anualmente en productividad perdida, costos de salud, y criminalidad. En Guatemala, 3.16% de la población consume drogas. Es obvio que el problema es de los Estados Unidos y de los países consumidores.
Si la droga fuese legalizada, los procesos en aduanas automatizados, la tramitología simplificada para quitarle discrecionalidad al burócrata, la corrupción terminaría en una buena parte. Si la droga fuese legal, sus productores pagarían impuestos, los consumidores pagarían IVA, tendrían que pagar prestaciones a sus empleados, y dejaría de ser un asqueroso negocio lleno de riesgos físicos y de toda índole. Otto Pérez quiso legalizar las drogas y ni Arnold Chacón ni Todd Robinson “le dieron permiso” de hacerlo. Lástima que no lo dejaron legalizarla y por ende, regular su consumo.
El tema de la droga se trata sólo en la superficie. Porque si uno escarba, resulta que es mucho más complejo de lo que pareciera y a su vez, que resolverlo no sería tan dificultoso.
Hoy en día, uno ve gente fumando marihuana abiertamente en la acera del Capitolio en Washington-DC porque en muchos Estados de los Estados Unidos ya es legal su consumo. Así que no hay tales de que no se puede legalizar. Lo que los Demócratas no quieren es que la legalicemos nosotros.
La Drug Enforcement Agency (DEA- Agencia antiDrogas) emplea más de 10,000 personas directamente, de las cuales 5,000 son agentes especiales, 500 son investigadores, 800 son especialistas de inteligencia, y 300 son químicos. Eso sin contar cuántos informantes y colaboradores pagan sin contrato.
El Departamento de Seguridad Nacional (Homeland Security) emplea 240,000 personas. INL (Buró para Asuntos Internacionales de Narcóticos y Cuerpos de Seguridad) emplea otras mil (dato no actualizado en redes). Y faltan otras agencias que operan en el exterior.
Es decir, muchos burócratas estadounidenses viven de que exista narcoactividad. Sin ella, no tendrían trabajo. Y son ellos los que toman la decisión. Obvio, jamás querrían que se legalice.
Capturan a los narcos que los enojan o que no colaboran con ellos, y no digamos los que los humillan como el famoso Chapo. Dejan libres con todo y su dinero a gente como la famosa reina del sur, y a muchos otros “colaboradores” con tal de dañar a los que no están con ellos. La mafia de la droga no es sólo de los narcos, también es de los burócratas que supuestamente los combaten tanto en Guatemala como en los Estados Unidos o cualquier otro país.
La migración ilegal también va de la mano con esto. Usan a la gente como “mulitas” (gente que ingiere cápsulas de droga para que se las extraigan al llegar a USA), y la muy lucrativa industria de los burdeles de mujeres, homosexuales, trans, y de niños. Esta podredumbre ha prosperado bajo las narices de McFarland, Chacón, Robinson, Arreaga y ahora Popp. Y ellos lo saben.
Es obvio que a cualquiera de sus peones les hubiera podido dar covid y morirse, y hubieran tenido que buscarles repuesto. Remover a uno del cargo ha sido un duro golpe para la agenda globalista socialista podrida de la Administración #BidenHarris. Si ellos realmente quisieran combatir todo esto, ayudarían a fortalecer instituciones, no individuos. Nos atornillan y quieren torcer el brazo, a su conveniencia.
Entonces pregunto, si los gringos están fomentando la desestabilización en Guatemala apoyando individuos y no instituciones, ¿porqué caemos en su juego? Vean Traffic, está en Netflix. Muy apegada a la realidad.