Cada cierto tiempo algunos políticos aparecen en los medios de comunicación levantando airadas voces contra los sándwiches, las papas fritas, el pago de estacionamientos vehiculares, las gaseosas, los bancos, colegios, cines, chifas y hasta con las AFP entre otros tantas ocurrencias que parecen salir de una licuadora de temas que pretenden responder a nuevas formas de impacto en la opinión pública.
Sin embargo, el griterío dura poco, aunque el daño se hace permanente ¿Cuál es el objetivo de este afán y ofuscación? Atacar el éxito, afectar a las empresas privadas, dañar los emprendimientos personales y familiares.
Con el pretexto que las hamburguesas con papas producen obesidad y las gaseosas aumentan el azúcar corporal para terminar en diabetes, se mencionan millones de supuestas víctimas y a la vez, se condena sin ninguna base a los que supuestamente producen ese estado de afectación –supuesta- a la salud.
Lo mismo con los centros comerciales, nos dicen: “si vas a estacionar tu auto, no debes pagar, debería ser un servicio gratuito”, cuando la decisión, un tema estrictamente de verdadero servicio o atracción comercial depende del dueño del centro comercial, no del dueño del auto. Y aún más allá, afirman que si los bancos o las AFP ganan dinero, entonces que te paguen de sus utilidades y no de la rentabilidad o de los intereses generados. Llegan a cualquier extremo inventando daño para hacer perdurar el daño.
¿Será igual en Cuba, Corea del Norte o Venezuela? No, no es igual, porque allá no existe libertad en el mercado y lo que abunda es la escasez, la represión y el encarcelamiento.
¿Qué quieren estos políticos de café a las diez de la mañana? Que todos coman y tomen lo que ellos deciden, que se busque cualquier pretexto para aburrir a los que invierten en sus propios deseos y libertades de elección, que la banca y el ahorro para las pensiones los administren “ellos y sus camaradas” promoviendo la pobreza para todos, eso es lo que quieren para los demás.
Una frase que siempre me decía mi abuela con enorme inteligencia era que todo en exceso daña, sobretodo la maldad y la ignorancia; por eso, para evitar errores en lo que uno no domina, debemos actuar como médicos: basarnos en las evidencias.
¿En nuestro país, cuántas personas han sido determinadas como enfermas por comer hamburguesas, chancho al palo o pollo a la brasa con papas fritas? ¿A cuántos peruanos les han dado como definitivo un diagnóstico de padecimientos a causa de tomar gaseosas o emoliente, chicha morada o mate de coca? ¿Cuántos ahorristas o prestatarios han sido estafados por un banco? ¿Cuántas pensiones no se han pagado en una AFP a quienes han cotizado más de 20 años completos?
Lo real en todo este enredo que viene como siempre de una izquierda incompetente, aburrida y violenta es que la gente se muere por hambre, ausencia de infraestructura sanitaria, por el hecho evidente que desde el Estado, millones no consiguen pensiones y pierden sus aportes.
Por eso existen soluciones privadas a problemas públicos y cada vez más, los peruanos creamos empresa, desarrollamos emprendimientos, impulsamos iniciativas y defendemos nuestras libertades: ahorro, sentido de pertenencia, propiedad privada.
No dejes que te quiten la esperanza que construyes con tu esfuerzo.