Superamos 50 días de gobierno del señor Pedro Castillo y sin embargo, es notorio que no superamos la evidencia que ni una sola política de gobierno ha sido dirigida para impulsar a las golpeadas clases medias, a los amplísimos sectores emergentes y a las angustiadas microempresas que todavía subsisten.
Y es que no tenemos un conductor, no tenemos un gestor en el gobierno, sino un actor ideologizado en el odio y el resentimiento, que logró engatusar a millones de votantes y a los organismos electorales, según se comenta cada vez más en medios de comunicación, estableciendo a un grupo proclive a la violencia, como el encargado de la dirección del Estado.
No es un personaje humilde, de ninguna manera. No es un hombre del campo, de ninguna forma. Es un agitador político dedicado por años a entorpecer la educación de millones de niños y niñas, de jóvenes ansiosos de progresar estudiando.
Su título es ser “huelguista” y dedicarse a enfrentar, nunca a proponer, a conciliar, a tener el diálogo por encima de las rivalidades. Su agenda ha sido y debe ser en su concepción ideológica –para él y sus huestes-, el ataque, romper acuerdos, negarse a dar la mano, abstenerse de entregar una respuesta y sobretodo, prolongar los enfrentamientos.
Pero no es el único actor, cuenta con un grupo de llamados “alfiles” que son iguales a él, donde el primus interparis es Cerrón, el generador, el creativo de las estrategias marxistas-leninistas.
¿Cómo opera un gobierno de extrema izquierda, comunista? En base a engaños constantes, usando la vieja táctica de ponerse como bueno y en paralelo, actuar con maldad constante. ¿Ejemplos? Hace creer que Castillo se está volviendo un Ollanta de la Hoja de Ruta que suavizó sus amenazas contra las libertades y su camino al chavismo, mediante un “acuerdo” con diferentes sectores de la empresa, la economía y hasta la Iglesia.
Entonces le creen los siempre ingenuos acompañantes del placer del poder. Pero “en paralelo” ordenan sus colectivos y grupos para sembrar cuadros agresivos que siembran más odios y violencia.
Unos dicen, comenzando por Castillo, que no habrá Asamblea Popular Constituyente (ese es el nombre, atención por el impacto que lleva implícito), pero al mismo tiempo él afirma que “habrá un nuevo pacto social y político”.
¿Es el rey de las contradicciones o el buscador de penas y compasiones que luego acabará con sus apenados protectores?
Alfiles, dobles rostros, manipuladores, ronderos que nunca lo fueron, maestros que no hacen escuela, los peores políticos que una nación hubiera recibido como castigo y condena. Y para hacer que les funcione el odio, los objetivos son las clases medias, los emprendedores y las microempresas.
¿Van a despertar?