El reflejo de lo irracional se ha apoderado de las palabras de algunos desesperados por la figuración eterna, al extremo de encontrar en una misma autoridad dos estados emocionales sobre una locura gubernativa y al mismo tiempo, huir de ella luego de apoyarla fervorosamente, con la creencia que les cumplirían las promesas de confortarlos con un cargo público inmediato a su última asignación también pública, es decir, en el Estado. Es una especie de juego de las sillas, pero con bastantes que sobran y no como en el tradicional, que van retirando una a una y se elimina a un participante.
El Tribunal Constitucional ha demostrado muchísima variabilidad en principios como en decisiones, en su alimento diario por escarbar el poder, como en alejarse de los que atentan contra el poder si es que, en ese momento, en esa coyuntura, el perjuicio es mayor –para ellos-, que los beneficios, también para ellos. Esa es una interpretación que se puede construir juntando opiniones diversas.
Saben que es de día pero intentan demostrarnos que es de noche. Y al convencerse de su auto manipulación, reniegan de todo lo que proclamaron y hablan en nombre de la luz. Se maquillan frente al espejo de su propia realidad y lo hacen tan mal, que su desfiguración es también el reflejo de sus decisiones sobre la realidad.
No imagino el tipo de sentencias emitidas por el Tribunal Constitucional peruano, si a un grito y palabras iracundas de cada gobierno, el tribunal se prestó de inmediato a respaldarlos como un militante más y para ello recibió un respaldo “cariñoso” al justificarse el injustificado e inaceptable exceso en el tiempo de servicios al Tribunal Constitucional, expresamente señalado en la Constitución política del Perú, y no ha sido gratuito, por decir lo menos.
En palabras más simples, ¿El hincha demócrata se volvió hincha autoritario y se sostiene en barras bravas que le dan eso que algunos llaman “legitimidad” para el abuso?
¿Cómo así el propio Tribunal Constitucional es un pésimo ejemplo al incumplir el mandato de la propia constitución que le pone un tiempo límite al ejercico a cada uno de sus magistrados y éstos no lo respetan? ¿Es correcta una decisión del TC ilegítimo y ahora, o desde hace años, ilegal?
Si fue o no fue así, algún día lo sabremos… pero lo evidente de todo es que en el Perú las “autoridades quiebran la institucionalidad” y se hacen las dueñas de la verdad, es decir, de la manipulación de la verdad… y no pasa nada.