“Sin embargo, a pesar de estos avances, aún somos humanos y necesitamos fe. Mi fe me ayuda mucho. Rezo a lo largo del día y le pido ayuda a Dios; el salmo 23 también me asegura su cuidado y protección”, relató el coronel.
“El compañerismo es fuerte, incluso ante una gran adversidad: rezamos y celebramos la Misa cada día y rezamos el rosario cada mañana y cada tarde; y los que patrullan llevan consigo agua bendita, rociandose ellos mismos y sus vehículos”.
El Teniente Coronel relató cómo la fe católica ha sido una fuente de inspiración constante en su vida, que le ha inculcado la valoración de la Sagrada Escritura como un auténtico manual de vida, el respeto por la vida y la dignidad humanas, el valor de la familia y de la comunidad, así como la ayuda a los pobres y vulnerables, la solidaridad y el cuidado de la creación. Pero para quienes deben arriesgar su vida en beneficio de los demás, la fe aporta una fuente extraordinaria de valor.
“La muerte es parte de lo que hacemos, y nos tranquiliza saber que nos llevará a nuestro próximo hogar donde todos los temores y tristezas se borrarán. También se nos enseña que veremos a nuestros seres queridos nuevamente”, concluyó el Teniente Coronel.
“Insto a mis compañeros católicos a poner su fe en acción, e insto a mis compañeros soldados a tener en cuenta que morir por su país es un acto noble. Esperamos con interés recibir nuestra recompensa celestial”.
Con información de Ayuda a la Iglesia Necesitada.