Mientras en Lima la clase política sigue sin tomar la decisión de la vacancia presidencial, pese a que es la única salida para restablecer la democracia, en el sur los truenos de la sedición están sonando muy fuerte.
Se viene pregonando la creación inmediata de una nueva “República independiente del Perú” que no se refiere a una refundación nacional (caballito de batalla de un sector comunista), sino al separatismo de un país diferente constituido por los departamentos de Ayacucho, Apurímac, Cusco, Arequipa, Moquegua, Tacna y Madre de Dios.
Se trata de un proyecto de recreación de la extinta Confederación peruano boliviana de 1836–1839. En la perspectiva ideológica Evo Morales, ex dictador boliviano, alienta el llamado “Proyecto Runa Sur”, que consiste, según sus publicaciones, en construir “un mecanismo de integración plurinacional entre los pueblos indígenas, afrodescendientes, organizaciones sociales, sindicales, territoriales y movimientos sociales de la región”. Para tal efecto, que coincide con los planteamientos del Unasur creado por el socialismo del siglo XX, se está difundiendo un decálogo en el cual se mezclan desde la “lucha antiimperialista” hasta la “descolonización”.
Detrás de ese cascarón se encuentra un peligro mayor: el interés boliviano de encontrar una salida al mar ante la convicción, harto debatible, de que mientras se mantenga la mediterraneidad no será posible el desarrollo; algo que el comunismo ha sido incapaz de lograr según lo demuestran sus indicadores económicos, que son los peores alcanzados en los siete últimos decenios.
Morales pretende responsabilizar de todo a dificultades con Chile por las altas tarifas portuarias en Arica, Tarapacá y Antofagasta; e intenta desconocer el Tratado de límites de 1904. Cuestión que nunca fue amparada por la corte de La Haya, que negó la absurda “obligatoriedad” de renegociar las fronteras.
El sur peruano es, entonces, el escenario ideal para el expansionismo boliviano y por eso Morales no solo ingresa a nuestro territorio reiteradamente sin control, sino que atrevidamente ha fundado una filial de su partido Movimiento al Socialismo en el Cusco. Adicionalmente, en lo que constituye inaceptable injerencia, está reuniéndose con los cabecillas cocaleros del Vraem y con sediciosos con la Coordinadora Continental Bolivariana.
Pedro Castillo en su campaña ya cometió la insensatez de asegurarle salida al mar a los bolivianos y estos días viajará a La Paz. ¿Para qué? ¿Busca partir al país? Cuidado, todo esto huele a traición y nuestras FF.AA. deben estar atentas para impedirlo, cueste lo que cueste.