¿Qué necesitamos para cambiar la terrible situación de la Clase Media Peruana que sigue siendo el blanco preferido de todos los gobiernos, con la finalidad de seguir quitándole más dinero, hasta condenarlos a vivir en condición de nuevos pobres o de ex compatriotas, porque tienen que huir de su nación para sobrevivir?
Muchas personas ven destruirse sus hogares porque el dinero se convierte en el centro de supervivencia, esa es una penosa evidencia que crece.
“Si trabajas, impuesto a la renta; si ahorras, impuesto sobre el patrimonio; si consumes, impuesto al valor agregado o IGV; si tienes una propiedad, impuesto predial; ¿un auto? impuesto vehicular; si regalas, impuesto a las donaciones; y si te mueres, impuesto de sucesiones” ¡No!
Decidir sacar a los hijos de un colegio que nos enorgullecía y pasarlos a otro más pequeño o de menor referencia, perder el automóvil porque no alcanza para el combustible diario o el mantenimiento y arreglos por los años que sigue andando, dejar la propiedad que se venía pagando puntualmente al banco, cancelar las tarjetas de crédito desesperadamente porque ya no es posible “darle más vueltas” para seguir subsistiendo. Estos hechos reales son parte de la vida actual en la golpeada y silenciosa, aceptante y orgullosa Clase Media que se atomiza en muchas clases medias emergentes, bajas, altas, sobrevivientes, naturales, tradicionales, olvidadas o como se les pueda llamar cada cierto tiempo.
El debate de la hora actual necesita obligarnos a la tarea de seguir alzando la voz y abrir los ojos con dirección a nuestras decisiones y futuro, para iniciar lo que muchas familias vienen construyendo en todo el Perú: una gran asociación de asociaciones, con el interés de participar en la vida pública de la nación, convirtiendo a la Sociedad Civil en el frente ciudadano, y a la Clase Media en el motor que impulse un nuevo liderazgo, una nueva conducta y actitud de participación política.
Porque una nación sólo puede modernizarse y desarrollarse a partir de un punto de impulso, de una conquista, de una aspiración convertida en realidad, como lo simboliza una Clase Media que con su voz quiere hacerse fuerte, decidida y organizada, que ya no se mantiene en silencio, que no espera “leyes y normas” para avanzar sino que con ingenio, creatividad, conocimiento y audacia, supera las leyes y normas consiguiendo logros que se vuelven escalones de progreso continuo, imparable y que al consolidarse, son a la vista de todos, camino de opciones y camino de opiniones y participación popular.
Esa gran conjunción de liderazgos necesarios para un cambio de rumbo con destino cierto, que integra a todos los Peruanos, no debe aceptar los caminos de la eterna sumisión a las políticas del Estado y a los partidos que no comprenden su rol en la sociedad moderna, ni el sueño de huir del Perú para convertirse en ciudadanos de segunda categoría en un mundo que los rechaza, donde solamente el 25% de todos los emigrantes consigue sus objetivos en forma completa y donde las nacionalidades se pierden al formar una familia fuera.
La clase media o las clases medias, no importa cómo lo definas sino como la representes, deben ingresar en las opciones políticas electorales del momento y hacerse su lugar, abrir el camino y cohesionarse en un mensaje de identidad progresivo. Esa es la tarea y el compromiso.