No existe ninguna excepción a la angustia y desesperación, por un lado, y cólera y rechazo, en el otro extremo, frente al actual gobierno del Perú y esa asquerosa sarta de aliados ensimismados en su vanidad, una mezcla amplísima de incompetencias, insensibiliddes y enorme corrupción que demuestran diariamente los niveles de impunidad que se introducen en la escena nacional cuando se viene desde la izquierda política, recalcitrante, degradante y resentida.
No se trata únicamente de las bandas criminales que inundan diariamente los ministerios y organismos del Estado, no se trata únicamente de los ladrones que antes robaron y ahora se vuelven a esforzar en hacerlo, no se trata tampoco de la denominada “gran prensa” pervertida que va buscando por anchas y por cortas algunas técnicas de absorción del dinero público (no es sólo con publicidad vía anuncios, eso es una ínfima parte de su succión hoy en día), sino que también se trata de operadores financieros, verdaderos piratas de la economía que se esconden en seminarios y conferencias aparentemente inofensivas, donde convocan muchísimos funcionarios públicos para enlazar sus acuerdos con la cadena de corrupción que gobierna el país, el congreso y las mafias que como Odebrecht, siguen latiendo a ritmo hipertenso.
Ahora felizmente ha visto crecer una respuesta ciudadana el país, ahora felizmente más gremios se ponen erguidos y no solamente de pie, ahora la prensa independiente que sobrevive y crece cada vez más en las redes sociales, golpea a diario al ladrón, al sinvergüenza y al comunista que ataca la propiedad privada, el ahorro y la Libertad.
¿Saben porqué hay una reacción frente a la ignominia de las izquierdas? Porque no queremos ser Camboya, ni Cuba, ni Corea del Norte, menos Venezuela o Nicaragua, porque no queremos ver destruido nuestro esfuerzo y nuestra Patria.
Estamos entrando a la fase de combate en las ideas y argumentos, estamos ganando segundo a segundo y hay que decir lo que viene y no hay que callar nuestra sentencia: vamos a ser más fuertes para defender nuestras libertades.
Un grito nos une, una protesta nos hace más cercanos: El pueblo pide #VacanciaYa