El discurso de Gabriel Boric Font, Diputado y desde este domingo 19 de diciembre de 2021 Presidente electo de Chile, que en su perfil de redes sociales tiene la frase de Albert Camus: “La duda debe seguir a la convicción como una sombra”, debe despertar a la opinión ciudadana chilena en las tendencias y decisiones que se vienen y en el futuro que se ha comprometido con una serie de ofertas y promesas absolutamente insostenibles por una lado, pero perfectamente entendibles por los electores, desde otro ángulo, sino, no hubiera tenido el respaldo verificado, ni los chilenos hubieran ido a votar en tan importante multitud y esfuerzo.
Seamos equilibrados para la opinión, porque eso de hacer hablar al hígado y a la cólera no funciona cuando el candidato de los caminos de la Libertad, es decir José Antonio Kast, conocedor del triunfo absoluto e inobjetable de Boric, fue a saludarle y ofrecer –como tiene que ser en una democracia y en toda sociedad que se respeta a sí misma- su apoyo (sin eso de “vigilante” o condicionante, porque eso no se dice, se debe sobre entender siempre, pero decirlo hubiera sido un atrevimiento y un error).
Desde nuestro punto de vista y análisis, creemos con convicción que la plataforma de campaña de Boric le funcionó muy bien, avanzo sin prisa pero con pausa y lo fuimos señalando a lo largo del tiempo: discurso hacia un público cansado de no tener evidencias para lograr sus expectativas (aunque nos digan “pero”, ese discurso captó votos, estamos señalando el terreno, lean primero).
También, innegable, sintonía con las masas juveniles de ese nuevo Chile que no es el heredero de los cambios en su economía y progreso evidente, sino que responde a otra formación que se generó en la educación pública sobretodo y también –qué duda cabe- en la educación que recibían del magisterio en la esfera privada, escalando desde luego a las universidades. Y a ese círculo de formación en ideología de género, igualdades sin fronteras (discurso), neo lenguaje, no señalamiento a los colectivos LGTBIQ, lapidación del ahorro individual para las pensiones y la jubilación, ensañamiento contra todo lo que sea gran empresa (en el sector salud para señalar el primer gran hoyo de ataque) y gran inversión privada como la minería, forestal, agroindustrias y tecnologías, se sumaron mensajes constantes de ondas ecologistas y de reivindicación de grupos pequeños (mapuches por ejemplo) que fueron sembrando ideas que durante tantos años de libre mercado, de propiedad privada y de liderazgo en la economía regional, al gobierno simplemente “se le olvidó” y cuando estás en un proceso electoral presidencial, tienes que señalar al gobierno vigente como el principal responsable de todo y si le añades una fecha de inicio (el sambenito de la dictadura de Pinochet), la empanada salió del horno y está humeante y provocativa.
Repetimos: estamos mostrando la imagen construída a lo largo de los últimos años e impulsada con fuerza en esta campaña presidencial, y cómo no decirlo, con un despliegue militante de la prensa y sus canales de difusión.
Coincidamos o no, ese no es tema de discusiones o debate porque ya se dieron los resultados, se aceptaron y todo debe seguir su rumbo. Pero, en este enredo de carencias y abundancias, el incierto destino de una oposición suicida en Chile se vislumbra muy mal, aún cuando en el Congreso tiene un bastión importante, pero se encuentra en el medio de la soga que ahorcará muy fuerte a la suma de grupos de derecha, centro derecha y comodones que se dicen de derecha y de centro: por un lado el gobierno de ultraizquierda que asumirá próximamente con un significativo apoyo de los medios y los periodistas, y por el otro, la Convención Constitucional que emitirá el marco legal existencial que adormecerá el camino del progreso o lo hará retroceder y entonces, el futuro se ve complicado, aunque Chile tiene para unos años de soporte y sobrevivencia.
¿Saben qué es lo peor de todo esto, de analizar o de poner opiniones en lectura? Que se abren las mentes de los que dirigen partidos y grupos políticos, que muchos son los que se creen presidenciables y celebran, sí en la derecha, la derrota de José Antonio Kast; así somos en esta parte del mundo, muy envidiosos, muy arrogantes, muy de saber de todo y no funcionar para nada.
Esto es lo que opinamos y al tener más de un millón de lectores efectivos este año, en el único portal de periodismo alternativo del Perú, creemos que nuestro ojo no se tiñe de sombras, sino que se alimenta de evidencias y verdad.
José Antonio Kast hizo una magnífica campaña, pero tuvo inmerecidos acompañantes.
El presente artículo fue elaborado por Carlos Gonzáles desde Santiago de Chile, Ricardo Escudero en Lima, Perú, Arena Constanza desde Boston, USA y Claudia Lucía Villegas en Bogotá, Colombia.