Si la Cosa Nostra es la mafia siciliana, la Chota Nostra es la cajamarquina y su padrino es Pedro Castillo Terrones.
El tema no es de gracia, las investigaciones periodísticas demuestran que el gobierno del profesor se está comportando como una organización criminal. El punto culminante es la denuncia sobre el tráfico de influencias para favorecer a un proveedor de Petro Perú, después que el presidente recibió en simultáneo la visita en palacio al gerente de la empresa estatal, a la lobista ya acusada de corrupción y al dueño de la empresa que, poco después de la cita, ganó una licitación amañada por valor de 300 millones de soles.
En los días anteriores ya se había denunciado que en la salita de Breña el mandatario se reunía furtivamente con la misma lobista, empresarios participantes en licitaciones y funcionarios públicos.
Antes se había descubierto que el secretario de la presidencia igualmente se reunía con la lobista susodicha e interfería con el ex ministro de Defensa en los ascensos militares; además coimeaba al punto de tener guardados en un excusado de palacio 20 mil dólares de procedencia inexplicable.
Adicionalmente, día tras día se descubren delitos graves como la venta masiva de exámenes para ascensos magisteriales; operaciones de contratistas del estado vinculados a ministros; el emplazamiento de personal del entorno chotano en diferentes puntos clave de la administración pública al costo de destituir a personal de carrera; uso indebido de vehículos estatales; la imposición de un nuevo sindicato ilegal; cohechos múltiples de poca y mucha monta, etc.
En suma, la mafia chotano-comunista ha tomado control del Estado y roba, controla y dispone de todo lo que puede a la manera de una organización criminal que se siente todopoderosa ante lo que es innegable: la omisión de funciones del Ministerio Público y la Procuraduría, mientras las prácticas fiscales son las más chuecas que se han visto en décadas.
El saqueo chotano es simplemente impune y escandaloso. Encima Castillo, cual capo molesto, arrogante y cínico amenaza a quienes lo denuncian.
El primer pedido de vacancia presidencial no pasó por la traición de AP, APP y la complicidad de los caviares. Pero, así como la mafia italiana ha logrado ser controlada por acción de jueces justos, ¿será posible que aquí se ponga freno inmediato al robo masivo desatado por quienes gobiernan bajo el falaz principio de ‘No más pobres en un país de ricos’?
El presente artículo ha sido publicado originalmente en el Diario Expreso.
Ilustración referencial, alusión a la maffia: La Maffia, una película de Leopoldo Torre Nilsson