Es una verdad absoluta y lo venimos señalando desde el principio del mal, cuando en la primera vuelta presidencial ya anunciábamos en MDP Minuto Digital Perú que la tendencia electoral impulsaba a Castillo y su grupo extremista hacia la presidencia del Perú, así como a tener una representación parlamentaria minoritaria, como efecto de la bajísima calidad de sus representantes… pero no nos creían y los iluminados y autodenominados líderes de todos los grupos en pugna se creían ganadores. Puras poses, puros simplismos, mucha soberbia.
Los peruanos que vivimos en el exterior, olíamos la podredumbre a miles de kilómetros de distancia, sabíamos lo que se venía y adonde iríamos, sin prisa, pero con pausa. Desde New York, con la comunidad de patriotas hacíamos campaña hacia nuestras familias en Trujillo, Huancayo, Cusco, Arequipa y Lima principalmente, pidiéndoles que voten por candidatos que lleven mensajes transparentes, con sustento, como Keiko Fujimori, Rafael López Aliaga o Hernando de Soto, ya que los demás no eran ni con maquillaje, alguna esperanza o promesa, sino engaño y acomodo para que triunfe la corrupción.
Pero para nuestra desdicha,vimos las tontas peleas entre los que se podría decir “cercanos a la peruanidad” y ante el rechazo a los candidatos del Lagarto como Salaverry (ex aprista, ex fujimorista, y luego de Somos Perú alquilado), más George Forsyth (ex pepecista, ex Somos Perú, ex Restauración Nacional y luego Victoria Nacional) por citar dos de sus alumnos predilectos, la gente comenzó a voltear “hacia cualquiera” que no sea la candidata de la corrupción de Odebrecht (la aliada #1 de Susana Villarán, ex alcade procesada por recibir millones de dólares), ni los otros candidatos de izquierda o color rosa y morado, de iguales pergaminos oscuros.
¿Qué quedaba entonces? ¿No recuerdan? Ciro Gálvez y Pedro Castillo, un viejito simpático que habla más en quechua que en español y se rasga los labios diciendo que es bueno y generoso, y también un profesor de larguísimas licencias sindicales que se presentaba como campesino y rondero con su sombrero cajamarquino y una camisa blanca.
Gálvez era él contra el mundo, no había ni medio clavo que lo soporte en el muro de la política. Castillo tenía como gran operador de campaña a Vladimir Cerón, las columnas del VRAEM y el Alto Huallaga, los médicos cubanos -y la embajada-, las Casas del Alba y de la Amistad -la embajada venezolana por supuesto-, así como una importante financiación relacionada con el narcotráfico (mini cárteles), pero sólo quería que su hermano y sus amigos sean congresistas, nada más. La idea era que Pedro haga algo que asegure su inversión, ya que él -Cerrón- se encuentra inhabilitado por la justicia.
Entonces… entonces la gente que bromeaba un tiempo por los Pescaditos del FREPAP, o por Susy Díaz, o antes por algún descendiente japonés, se puso a mencionar a Castillo y mediante el uso de los profesores del CONARE y otras agrupaciones extremistas hicieron campaña en los Programas Sociales y no en las Redes Sociales. Y salió un impacto, una señal de sintonía hacia “el profe” (educación), “el rondero” (justicia y ley), “el sindicalista” (contra las empresas que les dicen “explotadoras” y en defensa de los derechos de los trabajadores), el “campesino” (voto de los olvidados por Lima) y sumando más, un lenguaje simple (para abajo) que decía “no más ricos en una país pobre”, exactamente igual a lo que se hace en Cuba, Nicaragua, Venezuela para amaestrar los votos antes de tomar el poder, porque tomado que sea, se impone con subsidios la costumbre latinoamericana de “todo fácil”: eterna beneficencia, estirar la mano y apretar el bolsillo, salvo “los enchufados”, es decir, los que siempre se acomodan con el poder y no les interesa la patria.
Y con todo este sinuoso plan ganó Castillo en primera y en segunda vuelta. Y ahora, ya ven lo que ocurre pero… frente a todo este drama, crisis económica, desempleo galopante, terrible corrupción, delitos masivos e inseguridad desbordante, ¿Hay una extraña e increíble ausencia de rebeldía ciudadana? ¿Los peruanos han adquirido la costumbre de la sumisión como en Cuba, Venezuela, Nicaragua?
No podemos permitir que nos digan espectadores o tolerantes, esto requiere un golpe de valores y principios desde cada casa, cada familia, cada barrio y grupo de vecinos. Desconfiemos de los partidos que se siguen acomodando con la absurda palabra “gobernabilidad” y diciendo: “esperen, ya lo haremos” porque lo que hacen es engañar a todos y vivir de nuestros impuestos, siendo ellos -los que se dicen oposición-, los principales aliados del gobierno, un día negándolo, al otro, acompañándolo, pero siempre siendo cobardes y traidores a su juramento en defensa permanente de la Constitución y la Ley.
Nota de la autora: Agradezco a MDP Minuto Digital Perú, a su Director, Ricardo Escudero y a José Velásquez por su invitación a ser parte de este importante medio peruano que se lee mucho en las universidades. Les deseo un gran año 2022 porque la Libertad, ¡Avanza!