Uno de los más extraños fenómenos de la naturaleza es vivir la intensidad de la estupidez como si fuera parte del ADN de algunos cientos, tal vez miles, quizás millones de personas que se encuentran dogmatizadas en ideas políticas insostenibles, inservibles y a la vez, degradantes, pero al final de todo, aceptadas y defendidas como su propia sangre y vida, por estos seres de naturaleza paradigmática: Los progres, los socialistas, los caviares, los comunistas o como quiera que se llamen hoy en día los ultraizquierdistas dueños del verbo del odio, la violencia y el resentimiento.
Dicen por ejemplo algunos de ellos que en el Perú el “despegue económico liderado por el ministro de economía, es una bofetada a la derecha y al imperialismo”. Cosa ya no de estúpidos, sino de imbéciles.
Un país con una inflación cercana a los dos dígitos es de extrema preocupación. Un país cuyos indicadores sociales de pobreza siguen retrrociendo para alcanzar en una tendencia imparable el 50% es catastrófico. Un país cuya estructura económica se desborda en la informalidad que supera el 80% se torna insostenible. Un país cuyos niños y jóvenes no tienen una secuencia y frecuencia educativa por más de dos años y que pretende reiniciar la educación presencial empleando sólo el 50% del horario lectivo, ha pasado al suicidio, se autoelimina.
¡Ah! Pero superaremos el 13% de crecimiento –dice la ultraizquierda neo senderista y sus voceros en las redes sociales-. En primer lugar, la caída el año anterior fue de -11.8% (asi que si de 100% retrocedimos -11,8% estuvimos en 88,2% y de ahí subir 13% de la nueva base que es 88,2%, aún no llegamos al estado anterior, es decir, no crecimos nada). Pero explíquele usted eso a los comunistas que dicen que 70 x 3 es 221 y se volverá loco de tanto intentarlo.
Como ustedes pueden comprobar teniendo simplemente ojos para ver, oídos para escuchar y pensamiento para comprender, la realidad de más mitad de los hogares del Perú es angustiante, desesperante y no encuentran fórmulas para salir del estado de crisis en que se encuentran, pero la luchan, la pelean sol a sol para que el pan no falte en sus mesas. Y del otro lado, una militancia arrogante de burócratas de los partidos de gobierno, todos ex candidatos a congresistas, ex candidatos a alcaldes o regidores por los partidos marxistas-leninistas o las alianzas comunistas, se encuentran hoy en las planillas doradas del Estado haciendo del gobierno su caja registradora, robando, malgastando, esquilmando recursos… pero no ocurre nada, nadie actúa para dar la pelea y castigar ese absurdo escenario.
Lo real en todo esto es que la ebullición será incontrolable y a eso, a esa respuesta estamos llegando, lentamente, pero hacia allá vamos. Un destino lleno de violencia y odios, legitimado por el silencio de un lado -el pueblo-, y la cobardía -de los congresistas y partidos políticos- en el otro sector.