No quiero ni esperar, ni seguir pensando que “algún día” ocurrirá algo fuerte y necesario para ponerle un freno por lo menos, a las indecisiones y estupideces que en materia económica se enorgullece en proclamar el ministro Francke y su tropa de cientos de asesores contratados para cubrirle las espaldas y pasarse horas de horas en las redes sociales alabando a su mentor, protector y cómplice.
Es que resulta muy apetecible percibir 15,000 soles mensuales en promedio, por tuitear o colocar en Facebook e instagram muchas mentiras adornadas con cuadros que son falsos o maquillados, y hacerlo desde las oficinas del Estado, con equipos de cómputo del Estado, con celulares pagados con nuestros impuestos (el equipo modernísimo y el servicio mensual libre), teniendo cafetería a la mano o trabajo en casa inclusive, con gasolina para el auto, vehículo del Estado, chofer, materiales y encima… bono de producción.
Lo que ni Vizcarra y sus huestes hicieron, lo que ni Sagasti y sus educados compañeros a veces excedían, todo eso que podríamos haber criticado en algún momento pero sin caer en acusaciones o excesos, todo eso, hoy ocurre irregularmente, ilegalmente en mi opinión y pagamos con nuestros impuestos y con nuestras vidas, porque esos millones de soles puestos para defender lo indefendible (corrupción, engaño, mentiras, atropellos, falsedades, contubernios), deberían estar en postas de salud, en agua y servicios para escuelas, en alimentos para los comedores populares.
La economía de cada familia, el bolsillo de cada peruano, ya no tiene centavos que lo ayuden para un pan, monedas que lo cubran en las más mínimas posibilidades de vida digna, pero eso, no le interesa a un gobierno de ultraizquierda que va sembrando el odio y la violencia como parte de su expansión y crecimiento dictatorial. Y a pesar que nos dicen: ¿Dónde está el comunismo?, lo seguiremos explicando, va avanzando, igualito que en Venezuela, donde recién a los dos años las garras tenían cómo arañar y ensangrentar a los obreros, a los campesinos y a las fuerzas armadas sumisas. Igualito que en Cuba, donde demoró casi cinco años la siembra del odio, para que venga la cosecha de la venganza.
La ultraizquierda sigue destruyendo la economía familiar en el Perú, con el precio del gas triplicado en cinco meses, con la gasolina duplicando sus precios también, con el pan inalcanzable. Menos empleo, más pobreza, menos esperanzas, más angustias, eso es el comunismo malditos gobernantes llenos de lujos y ofensas contra el pueblo.
¿Y la oposición? Bien enchufada, de rodillas, cómplices de todo.
Fotografía referencial, Niños en Cusco, miradas de tristeza