Vamos a ponerles algunos testimonios donde pueden ver la realidad que se está haciendo costumbre en contra de las personas mayores, en su diario trajinar:
“Llego al banco para retirar algo de dinero y me dicen que no puedo entrar a la agencia, que lo haga en el cajero. ¿Yo soy cliente hace más de 30 años y me tratan así? No reclamo nada si me cobran por el servicio en ventanilla, total, siempre me pican algo de dinero, pero no pueden decirme que haga lo que ellos quieren, sino lo que es más seguro para mí. Además, ¿Porqué se niegan a atenderme en la agencia?”
Consuelo, 73 años, asistenta social, jubilada, viuda, vive sola.
“¿Para qué viene al banco señor? Hágalo todo por internet desde su casa o con su aplicativo en el celular, me dice amablemente un joven en el módulo del banco en un centro comercial, pero yo no tengo computadora en casa y solamente uso el celular para llamar o responder llamadas de mis hijos que viven en el interior del país. Me siento mal con ese mensaje, no con el joven que me lo dice, sino con el banco que le hace decir eso”
Fernando, 76 años, médico, jubilado, vive con Dora, su esposa.
“Mis hijos me dejan una platita cada mes, en efectivo, como cuando yo les daba siendo ellos estudiantes. Eso me alegra, no por la cantidad del dinero, sino por cariño con que lo hacen. Y con mi nieto, cuando viene de la universidad y me visita, me gustaba salir a caminar unas cuadras al banco, saludar a mis vecinos… la gente aún se acuerda de mí. Desde hace unos meses no me permiten hacer depósitos de 200 o 300 soles. Dicen que lo haga en el cajero pero yo no sé usar esas máquinas, además, todos te observan y hay muchos engaños a los viejos. Es un maltrato, una discriminación. Y es un atrevimiento decir que lo haga mi nieto, cuando en la agencia no hay ni gente a la hora que voy. Que lástima que nos hagan eso”
Rafael, 66 años, electricista independiente, jubilado, vive solo.
Ustedes han leído tres testimonios de más de tres mil que estamos recibiendo, donde cada una de las voces es similar: “nos discriminan”, “nos maltratan”, “nos dejan de lado”, “nos hacen ver inservibles”, “nos hacen sentir como que contagiamos una peste”, “tal vez olemos mal”, “somos un desecho social”.
El sistema bancario y financiero debe corregir este tema, urgentemente. No hay palabras que añadir.
Imágen referencial, No sólo se puede asaltar a un ancinao cuando está en un cajero automático, sino que existen programas que lo pueden hacer también, sobre sus cuentas.