Los que se encuentran gobernando, son una alianza de la misma especie que los ha procreado, es la izquierda golpista que con sus variantes, marcas comerciales y colores de todo espectro, es la misma cosa: un solo estorbo, una misma piedra, el partido comunista marxista leninista encarnado por ahora en eso que se hace llamar Perú Libre, así como antes tuvo otros nombres cuando diezmó la Alcaldía de Lima –por ejemplo- o desfalcó las arcas públicas en casi todos los gobiernos regionales, como evidencia.
La izquierda golpista es un conjunto de bandas agresivas y violentas, de organizaciones criminales ensartadas en una secuencia política, una proliferación de mini cárteles que van sembrando ejecutores en la administración pública y secuaces en algunas empresas privadas, para con esa suma de malhechores, hacer caja, construir grupos de presión y de poder, para así fregar al país. ¿Ejemplos?… Incendian y saquean minas, destruyen y contaminan la amazonía con minería ilegal, protegen el contrabando y la pesca negra, organizan la extorsión sindical en construcción civil…
La izquierda golpista se maneja con incompetentes en las estructuras del estado y mantiene un aparato de propaganda y de seguimiento en sus estrechos cuarteles de operaciones políticas. Lo que vende la izquierda golpista es poner más impuestos al esfuerzo ajeno, para sacar dinero a las clases medias y castigar a las empresas privadas, para distribuir una absurda beneficencia olvidando a los más pobres y aplastar cualquier emprendimiento que aspire a destacar y desarrollar ideas de progreso. Así, van creando un estado de aburrimiento, de hacer sentirse como satisfechos, a los que no aspiran a más.
La izquierda golpista es un flujo y reflujo, un tira y afloja, un puño que golpea por la espalda y una garra que se abre para mostrar su conversión en tentáculos que succionan.
Todo eso se sabe, pero la gente se olvida, vuelve a pensar que es posible vivir de la mano con los comunistas, con las izquierdas golpistas, que es posible entendernos con ellos… ¡No! El Perú no puede permitir nuevamente que los asesinos de la democracia, que los defensores del terrorismo, que los parásitos de las izquierdas golpistas sigan usurpando el poder ciudadano.
Es ahora, ahora es hora de dar la pelea, así seamos unos cuantos, mientras las voces de la Libertad sigan haciendo eco, nada nos detendrá.