Asistimos en Bogotá a un encuentro académico, un evento universitario de gran nivel intelectual, con gentes destacadas en cada una de sus profesiones y labores a lo largo de la vida. No estamos hablando de “otros encuentros” que de tipo político y de modas políticas cercanas a la guachafería del grito y la pose tan limeña de mirar de costado, en algunas usuarias de las playas de Asia –que abundan sobretodo en las feministas liberales del Twitter- se ha efectuado en algún lujoso hotel, con almuerzos y cenas también de lujo, con cafecitos engalanados de fotos y selfies, con esas frases tan tontas, como las tontas que las repiten mirándose al espejo al decir: “aquí estoy, dando mi vida si es necesario por mi país”… y luego salen de compras a los más lujosos centros comerciales, para no perder esa identidad ausente de creerse “millonarias en su pobreza”, distinguidas en su lodo moral, aplaudidas en el estrado de un Campo de Marte que “ellas y ellos” alejaron de los caminos de la protesta contra un gobierno que, sorpréndase, está en tregua con sus amigues, les ofrece chamba a sus familiares, les da contratos con el Estado a sus parientes y hasta becas a los sobrinos, es decir, igualito que siempre, la misma seudo derecha robando cámaras y robando esperanzas. ¿No lo sabían? Los mismos y las mismas de siempre.
Asistimos en Bogotá al anuncio de una “horrible, espantosa y me muero, horrible de nuevo” protesta de un grupo de extremistas de izquierda que sorprendieron a los policías, lanzaron piedras contra vidrios y rompieron algunas lunas, ocasionando, claro que si, daños materiales injustificables pero ni una sola víctima –gracias a Dios-, porque los servicios de seguridad ya estaban activados. Pero más de una loca presuntuosa, se hizo “la vistima” en las redes sociales, gritando como es su costumbre que ya moría, ya le ardía el fuego de las llamas sobre su cuerpo… y no había fuego, y no había llamas. ¿Porqué escandalizar un hecho repudiable, como si hubiera sido un ataque a las personas, que en este caso específico, ni siquiera estaban en ese momento en el hotel y luego al llegar, se hicieron las reporteras de una noticia que ya estaba circulando? ¿No serán de izquierda, temporalmente enmascaradas como lo contrario?
Esa, no es gente de derecha, ni de derecho. Es un grupo de guachafitos y guachafitas que se juntan o se ponen alrededor de gentes valiosas, a fin de obtener réditos personales. Aclarado y repetimos: Es gente de bajísimo nivel, muy malcriada y ofensiva, que rodea a gentes buenas, haciendo esfuerzos nobles, pero que no saben apartar de su entorno a estos mercenarios y mercantilistas de la Libertad.
Si defiendes la Vida, la Familia, la iniciativa privada, la libertad de empresa y creación, la libertad de prensa y expresión entre otros valores, estás en el camino de todos y en la lucha vigente. Si consideras que el aborto, las depravaciones morales, el progresismo, la tregua con los comunistas y el brindis con los caviares es una ocasión para tu bolsillo, estás en rumbo de colisión contra nosotros.
¿Eres de derecha? No, si piensas en forma progre y libertina; no, si crees que tomarte fotos sociales en eventos políticos y conseguirte viajecitos de placer usando organizaciones que caen en tu ingenuidad es el camino; no, si te financian por ponerte en pose de protesta algunos sábados en la tarde, no, no eres de Derecha, felizmente.
Amigos, cuidémonos de estas y esos figuretis del fin de semana. La Libertad y la Democracia no son un negocio, no son un placer, no son la alcancilla de esos miserables.
Imagen referencial, dos personas ocultando su rostro con una máscara (en redes sociales)