La realidad económica, política, laboral y social sigue en ebullición, en forma negativa a pesar de los maquillajes que se utilizan para esconder lo que a todas luces es una continuidad de fracasos a mediano y largo plazo sobretodo, fracasos que serán un gigantesco dolor de cabeza para las generaciones que asuman las responsabilidades de conducción del Estado en el país, en un futuro próximo.
Los niveles de pobreza han pasado a crecer significativamente más en las ciudades que en el campo y una prueba de ello es que el consumo de alimentos en los hogares de las capitales de Regiones como Lima y Callao, ha pasado de tres comidas al día a dos y en casos extremos a una sola.
Del mismo modo, los empleos, golpeados por el trinomio incapacidad del actual y los precedentes gobiernos, pandemia muy mal afrontada, y corrupción más impunidad galopante, se han visto reducir en porcentajes que se van acumulando, impactando por efecto inmediato en el aumento de la informalidad que, valgan verdades, se ha convertido en una milagrosa válvula de escape a la extrema pobreza y pobreza absoluta en miles de hogares porque es una respuesta válida, necesaria y valiente, si tenemos en cuenta que ninguno de los gobiernos de la etapa del mayor desastre nacional (Vizcarra+Sagasti+Castillo) defendió los empleos, el ahorro, la propiedad personal y el crédito para las viviendas, castigando el camino de esfuerzos y sacrificios de millones de peruanos.
Es decir, los ciudadanos y sus familias han financiado su durísimo sobrevivir, cuando ese dinero era para construir su futuro, mientras el gobierno ha usado el sacrificio financiero del pueblo para cubrir la ineptitud y el delito consumado del erario nacional.
En un país así de crítico, el poder de grupos mercantilistas es inmenso si tenemos en cuenta que están asociados o controlan los principales y más grandes medios de comunicación, usando increíblemente el capital privado de millones de personas, para invertir en empresas que controlan con esa influencia.
Entonces, la suma de medios, finanzas y academia (ese es el flanco desde el cual se legitiman e impactan en las plataformas virtuales), hace que si una o varias marchas congregan veinte o treinta mil personas, se minimise colocando titulares como que “fue una movilización de centenares de personas”, o “algunas protestas se repitieron en provincias” y esas informaciones las colocan en alguna página interior dejando de lado la atractiva portada -que vende y atrae- que en otras circunstancias era completa para los tres gobiernos mencionados anteriormente, esos que propiciaron movilizaciones con una plataforma de miles de influencers alquilados, empresas con un logo similar y el mismo color de campaña subliminal y de paso, algunos gremios hechos voceros de actitudes abiertamente antidemocráticas, porque ir en contra de un procedimiento constitucional debidamente implementado, era anti democrático, así no lo reconozcan.
No hubo en esta última y gran Marcha Nacional más que un mínimo despliegue informativo, no existió ni una de las mencionadas promesas seguras…. como la supuesta y ausente “amplia cobertura” en El Comercio, para citar uno de esos casos cambiantes de sumisión o negocios con los gobiernos. Y si no fue así, que lo demuestren.
Nosotros creemos que existe un acuerdo para mantener en el gobierno a Castillo, Boluarte y los alfiles de Cerrón y la Mendoza, un acuerdo para seguir haciendo negocios con las emisiones de Bonos Soberanos, un acuerdo para mantener determinados espacios del status quo, mientras se carcomen libertades y se destruye todo concepto que queda de democracia.
Estamos quedando pocos miles con la voz en alto, con la mirada firme, frente a millones que se acostumbran a mirar de costado, o voltear mientras sangra la Patria y pisan nuestra Bandera.
Pero aquí estamos algunas que no vivimos de escándalos, ni de alquileres ni de rodillas.
Y seguiremos dando la pelea, aunque el Congreso no haga nada por el país.
Imágen referencial: Diario Expreso