La desaparición de las izquierdas recalcitrantes iba por buen camino y hasta parecía que se podía ver en un futuro próximo a potenciales grupos políticos de izquierda renovada, cercanamente democrática, intelectualmente aceptable y construyendo un camino de identidad propia, no siendo furgón de cola del marxismo leninismo latinoamericano que tanto daño ha causado a Cuba, Venezuela, Chile, Nicaragua y otras naciones donde gobierna y gobernó con atroces medidas políticas, educativas, económicas y sociales que llevaron al colapso y retroceso de sus ciudadanos.
Sin embargo, la alianza pervertida de los medios de comunicación alquilados a los cuatro últimos gobiernos, junto a los mercantilistas y empresarios de los niveles “gran corrupción” y “corrupción regional”, armaron un libreto que les está dando nuevos slogans a los viejos rostros de las izquierdas más extremistas que pugnan por renacer. Entre esos rostros que juegan en pared para que el odio sea más fuerte que la democracia, se destacan narradores de noticias y pájaros fruteros de los canales de TV que alentaron y justificaron días de violencia en el país, cuando se decidió por una mayoría abrumadora la vacancia del nefasto presidente Vizcarra, quien debería ser procesado ante la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad durante la pandemia.
El no querer perder licitaciones amañadas, contratos sucios llenos de comisiones ilegales, publicidad del Estado por cualquier nivel de irregularidad, sea nacional, regional, local, empresas públicas, auspicios para eventos caricaturizados como académicos (lobby en marcha para justificar obras improductivas como los lobby para Talara, interoceánica del sur, emisiones de bonos basura, etc.) y una jugosa cuota del poder político mediante la presión mediática, se conjugaron ayer como ahora, gracias a un hecho desencadenante como es la justa sentencia del Tribunal Constitucional ante un Habeas Corpus para el reconocimiento de una decisión presidencial referida al presidente Fujimori.
Las izquierdas pensaron que “estallaría la bomba otra vez” y por eso, los herederos de Sendero Luminoso y los del MRTA salieron a las calles ese mismo día logrando juntar apenas 60 personas en la Plaza San Martín, para hacer un poco de bulla y tomarse fotos maquilladas que parecían reflejar algo más de manifestantes.
Al día siguiente, ya con los millonarios recursos de los medios donde el odio, la violencia y el resentimiento se hace portadas y comentarios diarios, a cada instante, surtieron las calles con algo cercano a las 300 personas separadas dos metros cada una, en filas de tres, ya no de diez, ni de seis, ni de cuatro, contratando grupos musicales sin clientes, que necesitaban un ingreso esa semana perdida, a fin de llenar algunos espacios en blanco.
Se acercaron a la primera fila dos o tres congresistas de un partido que no es partido, porque no consigue hasta ahora firmas suficientes para inscribirse y tendrá que seguir buscando quien les alquile un espacio en sus listas en las siguientes elecciones. Estas tres huachafitas no entonaban, por su vestimenta y adornos electrónicos, con la pequeña masa de calientes revolucionarios de la ignorancia, los que avanzadas dos cuadras les expulsaron de ser los que encabecen… la marchita.
Así, sin “dron” del canal semioficial del gobierno, las fotos eran entre la mancha y su suciedad, fotos de, al parecer, declaraciones de defensores de los terroristas y de grupos violentos.
Luego de una hora se dispersaron insultándose entre ellos y ellas –como les gusta que les digan, para acabar “ellas” en un bar del jirón Quilca y “ellos”, en un lupanar cercano a Dos de Mayo.
Esa es la izquierda que quieren “renacer” los medios, los de la concentración que un día tienen una portada decente y al siguiente y sub siguiente siguen en la porquería, los del diario del túnel y la inefable y convenida radio del ascensor, los del canal de una letra y mucha pataleta, ese que tuvo una historia digna y ahora es una histeria de pavor y por si acaso, algunos de medios internacionales que por sus corresponsales militantes de ultraizquierda, gritan y transforman sus mensajes con igual odio, con igual resentimiento y bajeza en sus palabras.
La defensa de la ultraizquierda seguirá pero ahora, las ve complicadas porque no hay líderes, no tienen discurso, carecen de ejemplos convocantes y también, valgan verdades, la tienen más complicada con una ciudadanía valiente que responde directamente, en las redes y en las calles… y no tiene una voz que mostrar, sino una hermosa Bandera y una maravillosa Patria que defender.
¡Viva el Perú! ¡Terrorismo, nunca más!