Se desnudó por completo, se quitó la bufanda, ya no esconde nada el señor Sagasti y su nueva alianza con los medios de comunicación acostumbrados en armar sucias campañas de manipulación y sicosociales a favor de los gobiernos que los alquilan. Por eso la propuesta de juntar 75,000 firmas para presentar además un proyecto de ley que permita el adelanto de elecciones, es una maniobra política, una manipulación mercantilista, un cuento de falsedades hecho por la izquierda y los caviares que buscan con desesperación contener el avance de los ciudadanos en su rescate a la Democracia y la Libertad.
El país sigue en una constante creciente de inflación, los precios sobrepasan cualquier presupuesto familiar, la emigración de peruanos jóvenes es imparable, el desconcierto y la angustia hacen que las clases medias oculten su retroceso pero por un haz de luz de Libertad, surgieron en las redes sociales mensajes, se iniciaron “hilos de información”, se puso el diálogo entre honestos como una frecuencia que se va haciendo costumbre y además, se salió a las calles una y otra vez, primero unos cuantos, luego muchos más y todo eso, le da miedo a las izquierdas extremistas, a la prensa que domina el poder político, a los negociantes de bonos soberanos –deuda de buitres- y a las oenegés que ya no saben cómo parar la respuesta popular por una mejor democracia.
Todos los piratas que se encaramaron en los últimos cuatro gobiernos en especial, creían que nada ni nadie los iba a sacar, que ellos seguirían reciclándose y dominando la escena política, educativa, empresarial, social, económica y cultural. Pero eso cambió, las familias no se han callado, los viejos han limpiado el camino, los jóvenes se unen entusiatas a la protesta y un país que cree en sus principios y en sus valores, que defiende su Bandera y su historia, a sus héroes de la independencia y de la lucha contra el terrorismo, ha salido a gritar fuerte por su Patria, contra el comunismo, contra el terrorismo, contra la progresía y la caviarada cobarde que destruye nuestro camino.
Sagasti le ha ofrecido un salvavidas a Castillo, Bermejo y Cerrón con el cuento de las 75 mil firmas, pero ese acto, es solo una parte insignificante del proceso que se podría hacer para presentar una ley por impulso ciudadano, ante el congreso, a fin de adelantar el proceso electoral, limitando el tiempo de ejercicio de los representantes ante el congreso y la presidencia de la república.
Si se dice de una verdad el 0,1%, entonces no es verdad lo que dice Sagasti. Y además, siempre además, el propio gobierno podría observar la ley aprobada y también, presentar –si la aprueba por insistencia el congreso ante la negativa del presidente- presentar una acción de inconstitucionalidad… cuatro años más.
Sabiendo todo esto, ¿Sagasti se hace el demócrata? ¿De sombrero a sombrero?