Cuando era niño, me encantaba ver jugar a los demás en las calles, en las pistas, simulando un estadio, inventando los arcos, midiendo el tiempo por los goles, o los goles eran la medida del tiempo.
No jugaban cinco minutos más, sino dos goles más o el del desempate.
Algunas veces pude participar con mucho entusiasmo; colocaban al más chiquito en el arco -o sea yo-, creo que para contar los goles o para avisar “auto, auto” porque se venían los carros y había que parar el partido.
Con el tiempo, aprendí a ser más entusiasta en Magdalena –donde no teníamos parques por la casa, y las calles eran “la cancha”, el Estadio del barrio, donde los vecinos sacaban sus sillas para ver cómo jugaban los chicos- y luego, en Surquillo, en lo que ahora es el distrito de San Borja, porque jugábamos hasta en la avenida Aviación cuando no pasaba ni un alma y no habían parques como los de hoy -que parecen maceteros y no áreas verdes para esparcimiento y diversión-, parques que dicho sea de paso, antes eran para que jugáramos, corriéramos y podamos divertirnos, y no sé porqué, lo prohibieron, los policías decomisaban nuestra pelota y una vez, nos llevaron a la Comisaría “por jugar pelota en el parque”, un parque que nosotros hicimos posible (los vecinos sembramos el pasto y los árboles, no lo hizo la Municipalidad de Surquillo).
Pero eso no fue todo, a las pocas semanas, un patrullero (unidad policial de antes) sobreparó, bajaron tres policías y nos quitaron la pelota y dijeron que no podíamos jugar en la pista, bajo amenaza de ser conducidos a la Comisaría nuevamente. No venían por una queja de vecinos o de algún conductor de auto que hipotéticamente se molestó -nadie se molestaba-, ya que todos éramos los vecinos de esa cuadra. Venían porque esa era el rol de antes y de hoy: represión absurda.
¿Qué espacios nos dejaban? ¿Porqué reprimir en vez de alentar el deporte?
Recuerdo tanto… Usar tus calles, tus pistas, tus parques, tus playas, tus sueños de niño hasta cerrar los ojos era fabuloso, maravilloso.
Si ahora no hay parques para jugar pelota, si ahora cierran calles para pasear en bicicleta o para vender comida, ¿Porqué no las cierran también para que los niños juegen pelota, o lo que quieran ellos? ¿No se dan cuenta que ya no hay parques con zonas amplias de grass, sino maceteros llenos de espinas y flores que por muy bellas, le quitan a los niños sus espacios para correr, saltar y jugar? ¿Porqué los parques se han priorizado como zonas de higiene de mascotas y no se da prioridad a los niños, a los jóvenes, a los ancianos?
¿Saben qué? En algunos lugares de Europa, lo están haciendo, se están recuperando parques para descansar, para correr y jugar, se están cerrando calles para jugar fútbol, vóley… es un éxito increíble y son los más viejos con sus nietos los de mayor asistencia, y los más niños vuelven al arco, se sienten más felices, sonríen sin mascarillas, como yo lo hacía, como lo volveré a hacer seguramente hasta gritar con todas mis energías el gol que me perdí.