No son exabruptos los del primer ministro del gobierno de las izquierdas extremistas y las izquierdas retrógadas, cavernarias, caudillistas y relacionadas al narcotráfico, el terrorismo y el Foro de Sao Paulo-hay que decirlo-, es parte de una estrategia de flujo y reflujo -como decía Lenin-, para generar caos, confusión, rechazo intelectual y cólera por la cantidad de tonterías que dicen y hacen, mientras nos distraen y van consiguiendo militares y políticos, prensa y agentes financieros dispuestos a la inmundicia de la riqueza sobre la pobreza, exactamente igual que en Cuba, Venezuela, Nicaragua y aquellos lugares que han dejado de ser naciones, para convertirse en cuevas de ladrones de de la economía y la extinción de las clases medias.
Pero hay un tonto, absurdo estúpido concepto del conformismo, de creer que eso que ahorca no nos hará tanto daño, como si todavía pudiéramos respirar… y fuera reversible: el comunismo vestido de seda y lápiz labial.
Estamos siendo testigos y muchos no lo ven, estamos escuchando pero muchos no oyen, estamos gritando contra la injusticia y muchos siguen mudos, cobardes, agachados, enfermos de tolerancia y dejadez. Ese es el Perú que permitió a Velasco Alvarado, el que permitió a Humala, Vizcarra, Sagasti y a ese que dice ser maestro y no es más que el asesino de la educación peruana, a ese que piensa en seguir matando el alma de la Nación. Hay que decirlo.
El Perú se levanta, el fervor y las palabras se unen, son argumentos ahora, no tengamos verguenza, hagamos de la protesta el incendio que exterminará la dictadura de la estupidez. No somos vándalos ni comunistas, somos la contrarevolución peruana, ardiente, fuerte, unida, terca por la puesta en marcha de los ciudadanos frente a las izquierdas totalitarias y a los corruptos de las izquierdas que justificaron el genocidio de decenas de peruanos en manos del terrorismo.
Vamos, vamos juntos hacia la victoria, por la Libertad, por una mejor Democracia.