Dicen que cuando se expresa la verdad, se asustan los cobardes y se esconden los traidores. Debe ser cierto, porque a partir de cada columna de opinión editorial que escribimos en MDP Minuto Digital Perú, matizadas con informaciones relevantes y explicaciones de temas que deberían ser de mayor conocimiento por cada ciudadano y sus familias, los traidores a la democracia y los cobardes que no defienden la libertad, se han hecho humo progresivamente.
Digo se han hecho humo, no por adicciones a drogas o costumbres poco habituales, sino que desaparecieron furtivamente del insulto que nos propagaban, de la ofensa que nos endilgaban y del cacareo que los arruinaba.
El Perú está ahora sumergido en un insoportable remolino de ignorancia que nos gobierna, por fallas de la democracia, por excesos de la libertad, pero esta allí, ese gobierno sucio, incompetente, negativo en principio de actuación y en sus innobles fines, plagado de gentes de mal, de políticos de lo peor y defendido por “periodistas” que han claudicado desde su concepción como profesionales, para entregarse al laberinto del dinero de mala procedencia.
Nos dicen que ya no digamos nada más, que ya se sabe, que es lo mismo siempre, que así sucede y que ya pasará. Nosotros respondemos: ¡De ninguna manera haremos del silencio nuestra forma de vida!
Nosotros no aceptamos la sugerencia absurda de los que toleran que les quiten la esperanza, no aceptamos la indicación diplomática de inclinar la dignidad ante ofertas de contratos con el Estado –o sea, con el gobierno comunista o con sus aliados-, no nos rendiremos ante la hipocresía caviar y la desfachatez de la ultraizquierda, de ninguna manera.
Creemos en una mejor democracia y en una mayor libertad, protegidas con una eficiente represión en defensa de la vida, la familia y la independencia nacional, creemos en el talento y la capacidad de cada persona por construir caminos de paz, progreso y desarrollo. Pero sobretodo creemos en que al delincuente de la política hay que reprimirlo, proscribirlo, encerrarlo, sentenciarlo y cuando se trate de terroristas, llevarlos al paredón.
¿No lo comprenden? Es hora de ponerle la soga al sentenciado por el pueblo: hay que ponerle la soga al comunismo y al terrorismo.