Un grito valiente se sigue extendiendo en México, Nicaragua, Argentina, Chile, Perú y Bolivia: “el hambre y la miseria, son culpa del gobierno”.
Jóvenes trabajadores y millones de jóvenes sin empleo, padres de familia que sobreviven a las deudas impagables -acabando sus ahorros y vendiendo sus pertenencias-, clases medias antes acobardadas por el prurito de la vergüenza de aceptar que no les va bien, ni regular, ni mal, sino recontra mal. Jubilados de todo oficio, de muchas angustias y carencias. Mujeres de lucha y de humildad, incansables lideres de su propia voluntad y no de feminismos antojadizos. Soldados, policías, curas, maestros de verdad y no ignorantes sindicalistas que abusan del discurso y la demagogia para lucrar de los demás. Todos, los buenos, los honestos, los correctos y los pecadores incluso, pero jamás unidos con los ladrones y los políticos, aquí estamos todos unidos y reunidos en la batalla por una mejor democracia y una mayor libertad, gritando en las redes, hablando en las calles, en nuestras casas y trabajos la frase que describe a los miserables de las izquierdas que gobiernan: “el hambre y la miseria, son culpa del gobierno”.
Este día viernes es muy especial para nosotros en MDP Minuto Digital Perú porque estamos alineando la ráfaga hacia el destino, hacia el objetivo de una lucha incansable donde a diferencia de otros, no vivimos cobrando por decir que hay que acabar con el comunismo, con el socialismo, con la oscuridad de la política tan sucia que sigue dañando al país.
Ni egos ni vanidades, ni aplausos ni diplomas, eso no le pertenece a la gente sencilla, al ciudadano y a cada joven que defiende principios, valores y se complace en transmitir virtudes. Eso está ocurriendo en América Latina y hay que comunicarlo, explicarlo, difundirlo y resaltarlo cuando le decimos a los gobiernos de las izquierdas totalitarias: “el hambre y la miseria, son culpa del gobierno”.
La izquierda no produce desencanto al gobernar, lo hace siempre, porque roba, porque miente, porque mata lentamente la democracia, porque cercena libertades y arruina la economía de las personas y de cada nación. La izquierda es como el mercantilista del otro lado, absorbe todo y deja secos los campos, sucias las mentes y quebradas las esperanzas, mientras trata de vender la ilusión del falso reconocimiento que te hace mirar en un espejo nubloso, pero sin que sea una imagen, una verdad recogida en el talento y la humildad.
Hagamos de la izquierda, del comunismo, del socialismo, lo que merece. Pongamos a la izquierda, al comunismo, al socialismo y al mercantilismo, una gran lápida que diga, para nunca olvidarlo: “el hambre y la miseria, son culpa del gobierno”.
Imagen del archivo, “tres pericotes”