El día sábado inicial de junio, decenas de miles de peruanos protestamos en calles plazas, alamedas, parques y en nuestros barrios populares contra el gobierno de unos miserables que están destruyendo el presente, traicionando el pasado y condenando el futuro de todos (y de todas también, energúmenos del lenguaje).
Las mujeres estuvimos en la Primera Línea de fuego y amor por el Perú, como siempre. Las mujeres estuvimos enfrentando a las milicias populares del Estado (antes llamadas Policía Nacional) que vestidas de civil o usurpando el uniforme sagrado de la Institución Tutelar del Orden, se alquilaron al poder del comunismo empobrecedor que gobierna el país, en alianza con los medios de comunicación que siguen corrompiendo las conciencias de la población.
Ese día gritamos con la fuerza del amor al país, con la energía intensa y ardiente de la Fe que nos simboliza, con la entereza de ser hijas, esposas, hermanas, madres, abuelas, mujeres de peruanidad constante y no “feministas” de tetas al aire o excrementos tirados en las pistas, porque somos mujeres, somos peruanas y defendemos la Libertad y el camino hacia una mejor Democracia.
Les dolió tanto a las cerronistas, a las boluartelover’s, a las “del raiver y las ossenfor”, que no nos interesan sus lamentos, sus desdichas, ni sus torteos. Aquí en el Perú, las mujeres somos seres humanos que nos queremos, que sentimos, que no vivimos del odio ni del rencor, de la envidia ni del lamento. Por eso, a las indignas, a las del cafecito barranquino, les dolió vernos en las pantallas de Willax TV, de PBO o de canales alternos, unidos en la señal como LaAbeja.pe donde estuvimos proclamando que la lucha se hace con valores, se impulsa con virtudes y se alimenta en principios, tres señales de humanidad y honestidad de las cuales carecen las alquiladas de la corrupción y el sometimiento.
Y seguimos en la lucha diaria, tenaz, sensata y constante desde aquí, Minuto Digital, la plataforma de opinión editorial que asume el liderazgo en el mensaje de un periodismo alternativo que no dejará de decir lo que piensa, siempre con la mirada de todos y la palabra de muchos.
No pensemos si lo que sirve para acabar con la infección es un medicamento o dos, un antibiótico o un antiparasitario, una inyección o una transfusión. El suero que hidrata la esperanza es una marcha, dos marchas, diez marchas, cien marchas. Es una, dos, diez, cien protestas. Son tres o mil banderazos, un Paro Nacional, vencer al comunismo. Lo importante es la lucha y la unidad, la constancia y la perseverancia.
Que nada ni nadie nos divida. Todos son necesarios, todos somos un brazo armado de patriotismo, invencibles, hasta la derrota final del comunismo.