No sucede nada más de lo que ya estaba previsto, no ocurre nada más de lo que era previsible así se le hubiera encontrado más cómplices o mayores actos de corrupción e impunidad en el servicio público al presidente y a muchos de sus colaboradores directos.
¿Pero, porqué no explotan los escándalos? ¿Porqué no surgen protestas que sean una respuesta popular al delito evidente? Es muy simple, nadie encarna la cólera nacional, nadie tiene el discurso y la mirada de todos, nadie usa el lenguaje correcto, no se vislumbran liderazgos como opción, como ejemplo y alternativa.
La gente no sabe adónde ir, a quien acompañar, a quien creerle. Estamos debajo del piso, con una lápida que nosotros mismos hemos comprado y a la vez, permitimos que la coloquen por encima de nuestra voluntad por partida doble. Parece mentira, pero es la verdad. No tenemos un solo día en que no se destruya los restos de institucionalidad que por algún lado tratan de recuperarse pero de inmediato, gracias al gobierno y la tonta oposición, gracias a todos los medios tradicionales y las mafias del poder, sucumben con mayor desprestigio, se anulan con mayor vergüenza, se pierden en el vacío de su inexistencia como esperanza.
La escena política este 28 de julio de 2022 es una parodia, una burla, el teatro del absurdo como si fuera la historia y la realidad. Pero la vemos, escuchamos y leemos con silencio, sin reaccionar, contemplando y diciendo dos o tres cosas sin importancia.
Tal vez mencionemos que el presidente fue al Congreso sin sombrero esta vez, que caminó con su esposa desde palacio y la dejó en el camino, que el Cardenal –su aliado y cómplice permanente- lo bendijo y le recomendó algo por allí y para acá.
No saldremos de la telenovela barata, con un gobierno barato, un congreso más barato, una prensa de alquiler barato y ciudadanos hipotecados a cualquier decisión, impasibles, impensables, incoherentes.
Este 28 de julio no hay vacancia, no hay inhabilitación, no ha ingresado ni una sola acusación constitucional, no hay renuncias, la vida sigue igual. ¿Porqué no ocurre nada? Es muy simple, lo dije líneas arriba: esperamos que otro prenda la luz para ver, esperamos que otro diga algo para hablar, esperamos que otro levante la cabeza para dejar de inclinarnos.
Somos reflejo de nada, somos imitación, cero originalidad. Una sola palabra se necesita para prender: ¡Enciéndete!