En Bayóvar, Montenegro, Taller de los niños, Juan Pablo II y el Pedregal en San Juan de Lurigancho, la gente se levanta muy temprano, aún a oscuras para los demás y bajan largas escaleras desde lo alto de sus cerros, o caminan enormes trechos de tierra, barro y piedra chancada para llegar a un punto desde el cual pueden enlazarse con algún transporte que los acerque a las estaciones del tren eléctrico o metro de Lima y si no pueden financiar ese servicio (porque cuesta mucho para ellos), hacen una mezcla de mototaxi, combis y omnibuses de recorridos enredados que los llevan luego de vueltas y tráfico incansable, hasta algún cercano punto desde donde caminan en promedio diez, veinte y más cuadras en la Lima húmeda de ahora, en la Lima calurosísima y pegajosa del verano, en la Lima peligrosa que se inunda de delincuencia y desesperanzas en todo momento.
Una “china” para un pan, a eso hemos llegado, estando antes a diez centavos. Pero la gente parece conforme porque nadie protesta por el alza del pan, o de los combustibles que habiendo subido en promedio 70% en doce meses, “han bajado” por maquillaje estatal temporal -en promedio- 5% en dos meses. Y es que para los que viven arrodillados en la dictadura del conformismo, hay una sola observación feliz: “bajó la gasolina”.
¿Ven, observan, se dan cuenta de tan extraña respuesta? ¿Es el Perú solamente el único país, el único reino servil de la silenciosa aceptación y sumisión? No, eso ocurre por todos lados, hay un virus del silencio, una pandemia de la absurdísima tolerancia.
El populismo está venciendo, la demagogia se sigue impregnando, estamos huérfanos de líderes y no tenemos herencia de lucha, la hemos regalado a pesar de haber contado con ese privilegio humano en los nombres de muchos de antes, olvidado por los nombres de los de ahora.
Pero no todo está mal, se pondrá peor: faltan las elecciones municipales y regionales y allí sí que la multitud de facinerosos, tramposos, sinvergüenzas y traidores al pueblo se van a poner en lista de espera frente a la justicia o la desbordarán.
El drama recién está alcanzando su nivel, veremos hasta donde va a llegar si es que sobrevivimos.
Imagen referencial, Agencia Andina