El informe alude a 41,3 millones de desplazados internos; 25,9 millones de refugiados y 3,5 millones de solicitantes de asilo que aguardan una respuesta.
Para entender la dimensión de la emergencia, a la cual se refirió el papa Francisco el fin de semana pasado, durante la visita a las víctimas del terremoto de Camerino, basta con pensar que una década atrás, el número de desplazados forzados era de “apenas” 43 millones. En veinte años, el dato se ha duplicado, superando la población total de Tailandia y se prevé que la tendencia seguirá aumentando a futuro.
Considerando solamente el año pasado, el número relativo a las personas que huyen de su país de origen ha registrado un crecimiento de 2,3 millones de personas, en comparación al 2017 (68,5 millones en total).
Siria es, junto a Colombia, la nación del mundo que tiene el mayor número de desplazados internos.
En relación a la crisis en Venezuela, donde según los datos de los gobiernos que reciben a los migrantes, hasta ahora unos 4 millones de venezolanos salieron de su país, convirtiéndose en una de las mayores crisis recientes de desplazamiento en el mundo. Venezuela es el segundo país que tiene una cantidad significativa de personas desplazadas, después de Siria.
Los expertos de las Naciones Unidas precisan que el dato de 70,8 millones de refugiados debe ser considerado como un “subestimado”, ya que el valor real podría ser muy superior.
Por último, el reporte del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados confirma que son las naciones en vías de desarrollo -y no las ricas naciones de Occidente- las que sostienen el mayor peso de la emigración, acogiendo el mayor número de refugiados. Muchas de ellas se encuentran en el Medio Oriente, donde se registran numerosos focos de conflicto y de violencia étnica, sectaria y confesional. +