Las mujeres somos más, somos mejores, somos persistentes y no paramos hasta vencer. Si se trata del comunismo y sus caricaturas de partidos que se presentan como supuestas organizaciones vecinales, como colectivos ciudadanos, quizás también como agrupaciones de la farándula y el escándalo o de artistas e intelectuales que ya nadie lee ni escucha porque no son nada ni nadie, se hace más interesante el trabajo de derrotar al odio y la maldad de los agresores de niños y niñas, de los que quieren destruir a la Familia, el matrimonio y los respetos que merecen nuestros padres y la Patria misma.
Por eso, estando en Chile unos días para seguir de cerca el Plebiscito Constitucional 2022 en nombre de Minuto Digital, me sentí más que ayer, identificada con las valientes mujeres chilenas que aman a sus hijos y esposos, y sienten que sus esfuerzos personales nadie, menos un Estado y un gobierno de izquierdas totalitarias que se hacen las muy “educadas y responsables”, se los podrían quitar con leyes o nuevas constituciones hechas a la medida de las dictaduras narcochavistas del siglo XXI.
El odio socialista, el odio progresista, el odio frenteamplista, ecoterrorista o hipócritamente indigenista, el odio de los medios que siembran mentiras y medias verdades, el odio de los sucios de mentes y sucios de caminar en las protestas violentas, incendiarias y también odiadoras, se fue esfumando desde el inicio de la Convención Constituyente, porque pretendían armar una torre de resentimientos unidos en eslabones de odio. Esa es su bandera, el odio, esa es su enseña, el odio. Por eso, Chile respondió rechazando el odio, rechazando al gobierno inútil que llegó de casualidad y por mentiras.
Pero no solo eso, sino que Chile dio una señal de alerta por la esperanza, para que no se pierda la Fe y la ilusión que si se trabaja día a día, que si lucha día y noche, con argumentos, comparando, explicando e informando, se educa al país y se abren las mentes para vencer la ignorancia, o sea, vencer al comunismo y sus miles de caretas de miseria y odio (esa es la palabra precisa, odio).
Hoy ha quedado demostrado uno de tantos caminos para que la verdad y la Libertad sostengan una mejor democracia y no el retroceso de las democracias. No se trata de hacer lo mismo en otros países, sino de inspirarse para lograr lo mismo, derrotar al odio y al comunismo con la esperanza, la unidad, la inclusión y la bandera de cada uno que es la bandera de todos, nunca un trapo en vez de la Bandera nacional.
Felicitaciones Chile, a cuidar el camino que recién empieza este capítulo.
Desde Santiago de Chile y Valparaíso, Margarita Ríos, Fundación Minuto Digital