Un congresista del llamado Frente Amplio, o sea, de la suma y pelea constante de más de 18 mini grupos de izquierda, a su vez descompuestos en por lo menos otros 50 que reclaman cada uno el mismo espacio y se bombardean entre sí, mencionó en un mitin pequeñísimo en el valle del Tambo que el proyecto minero Tía María puede ser perfectamente reemplazado por la industria forestal para generar recursos a la población y al país.
Le pregunté a diez ingenieros agrónomos y forestales si eso es posible y me dijeron que en esa zona donde se levanta el proyecto minero Tía María es imposible, porque habría que preparar tierras, construir una red e infraestructura de distribución de agua para regadío, contar con invernaderos, desarrollar la plataforma de energía mínima necesaria, contar con los árboles en un período mínimo de siembra y crecimiento de 10 a 15 años y desarrollar un plan secuencial de reemplazo de especies que sean ser proclives a su crecimiento y explotación en esas zonas.
Les pedí calcular el costo a pesar de todo ello y respondieron que la inversión mínima sería de 2,000 millones de dólares para los estudios, justificar la elección y lenta habilitación del terreno –que para ellos no era el adecuado- desarrollar el proyecto, esperar el momento de producción y para justificar también un rendimiento y rentabilidad a lo largo el tiempo.
Si sacamos números, hablamos que en una zona árida la industria minera invertirá 1,500 millones para generar rentas a la nación, a la región y a la municipalidades del ámbito del proyecto en un período muy corto y a mediano plazo seguirá esa tendencia, pudiendo ampliarse por muchos años más.
Si no se ejecuta Tía María, no habrá dinero para cualquier otra idea. Pero si tuviéramos autoridades respetables, si tuviéramos liderazgos regionales y nacionales, a la par del desarrollo de la industria minera se debería –en paralelo, al mismo tiempo- llevar a cabo iniciativas para el desarrollo de la agroindustria, ganadería, pesquería, turismo y en especial, para la educación y salud de las familias de los pobladores de la zona y las familias de los trabajadores de la minería.
Vender populismo es muy fácil, decir que la industria forestal puede estar allí donde hoy puede ejecutarse Tía María, es lo más irresponsable que se haya escuchado, pero, viniendo de una izquierda demagógica que todo lo desea destruir, no tendremos ni minería, ni paz, ni futuro.