Ha sido una jornada electoral donde todos los esfuerzos por restar votos al líder de la oposición fallaron. Ha sido una jornada que comenzó antes, en las marchas ciudadanas, en el desayuno de cada familia, en la mirada del trabajador, en la alegría y entusiasmo de los jóvenes, en la conversación del trabajo o en la polémica valiente desde las redes. Ha sido un ejemplo que justifica que los personeros se hayan convertido en defensores de la democracia, en cada Mesa de Sufragio y en cada local de votación. Ha sido una jornada donde los que aman al Perú estuvieron alertas en cada detalle, levantando la voz de inmediato, porque sino, nos robaban más votos.
Los resultados son contundentes frente a toda la maquinaria oficialista y de sus grupos aliados, las organizaciones del odio y la agresión que no paraban de promover a un candidato que circula entre la impunidad y las sentencias pendientes, así como otro candidato fabricado para esta elección. Pero además, trataron de promover “a otros”, como alguien cuya vida demostró el peor de los afectos familiares. Una vergüenza lo de los medios en estos tres casos. Allá ellos con sus finanzas alquiladas sobre la verdad y la dignidad, allá ellos que demostraron cuanto odio pueden tener frente a todo lo que se les está descubriendo a diario.
Las mujeres dimos nuestra cuota y sacrificio. Desde lo elevado de mi cerrito en San Juan de Lurigancho, desde la fría calle en las alturas de los cerros villamarianos, desde las áridas calles de Villa El Salvador, desde la enorme extensión de Comas, Ate, Los Olivos, y también en las calles frondosas de Barranco y Miraflores, desde toda Lima de todos, el mensaje de unidad por la opción de la Democracia fue contundente para derrotar al gobierno del odio y sus aliados, también del odio.
Nos unimos los demócratas y se debe reconocer el mérito y el ejemplo de Fuerza Popular al haber abierto sus brazos, a diferencia de algunos que aún no aprenden y querían dividir el voto metropolitano teniendo candidatos que no debieron estar en la contienda electoral, por múltiples razones. Pero no importa, han aprendido hoy, van a comprometerse después.
Ahora, es hora de fortalecer el mensaje de unidad, independientemente de las aspiraciones cada colectivo político. Las mujeres estamos reconocidas con varias alcaldías en Lima y se tiene que hacer un llamado a darles respaldo permanente, sobre la base de planes secuenciales de acción municipal que demuestren que están allí para todas, sin exclusiones –como caracteriza a las de las izquierdas, cuyo odio es un tema irracional-.
Lima abre sus brazos a la reconstrucción, al progreso y a la reconciliación democrática, no al odio, no a la violencia de las izquierdas.
Imagen referencial, Rafael López Aliaga (Facebook)