Longevidad, menos hijos, menos familias matrimoniales… ¿Cómo afecta esto a países europeos, a España por ejemplo? Aquí les mostramos un excelente artículo de Alejandro Nieto Gonzáles, publicado en El Blog Salmón www.elblogsalmon.com donde es coordinador desde desde h.
Que España tiene un problema con la natalidad es algo que sabemos todos. Llevamos décadas con tasas de natalidad por debajo de la sustitución y cada año que pasa marcamos mínimos en nacimientos. Hace ya unos años (desde 2016) que los fallecimientos superan los nacimientos.
Sin embargo en países de nuestro entorno (y alguno lejano) la situación no es muy distinta. Nos vemos abocados a un crash poblacional sin precedentes y que podría estar detrás de algunos cambios económicos que veremos en en futuro.
Las cifras de España
Por mucho que intentemos adornar las cifras, la realidad es que vamos a un decrecimiento de población general. La tendencia es clara: hemos llegado al pico y de aquí vamos para abajo. La mediana de las predicciones dice que si ahora estamos entorno a 47 millones de habitantes, en 2100 estaremos por los 30.
Esto implica que a partir de ya somos un mercado cada vez menos interesante para las empresas. Un mercado decreciente y un país al que le costará subir el PIB, ya que para lograrlo la productividad debe crecer más rápido que el ritmo al que la población decrece.
Y esos cambios al mismo tiempo que las pensiones se vuelven un problema para las cuentas públicas, así que los poderes públicos estarán más centrados en salvar la economía personal de un grupo de votantes cada vez más numeroso que en los problemas económicos derivados de esta situación.
Otros países que lo tienen complicado
España no es el único país en esta situación. Por ejemplo Italia ya hace un par de años que tocó el pico y su población ya está descendiendo. Y será más acusado, ya que ahora mismo tiene 60 millones de habitantes y en 2100 prácticamente estará igualado a España.
Otro ejemplo del debacle poblacional es China, que está viendo como su política del hijo único implantada hace 50 años ya está haciendo estragos. Y a eso se le suma la prosperidad reciente, que hace sus tasas naturales, sin presión política, se reduzcan aún más.
También podemos ver que el fenómeno no es solo Europeo o en países que han aplicado políticas disparatadas de control de la natalidad. Corea, un país asiático próspero, tiene también una tendencia que habla por si sola.
Y no hay más que mirar a un mapa de Europa para ver que muchos países van a estar en una situación parecida a la de España. Poblaciones decrecientes, algo nunca visto en la historia de forma sostenida.
Países que se libran de la quema (parcialmente)
Hay algunos países desarrollados que logran mantener una tasa de natalidad decente, no para seguir con aumentos de población, pero al menos para estabilizarse. Tres ejemplos son el Reino Unido, Francia y EEUU.
Estos son países donde los incentivos a la natalidad logran funcionar algo mejor que en el resto del mundo. Y donde la inmigración también logra compensar algo la caída de la natalidad, pues ninguno de estos países logra tener la tasa de natalidad superior a 2 ni mucho menos.
¿Dónde invertirán las empresas?
Este crash poblacional tendrá un gran impacto en el futuro. Primero porque sin aumento de población no hay crecimiento económico. No hay más que ir a zonas envejecidas, pueblos casi abandonados o a un barrio donde hay gente joven e hijos. ¿Dónde hay realmente oportunidades de empleo y vibra la economía? Pues el futuro de España y otros países es más parecido a la “España vaciada” que a un barrio joven.
Pero es que además este hundimiento poblacional traerá otras consecuencias. ¿Dónde van a invertir las empresas? ¿En zonas donde la población desaparece y le cuesta encontrar a trabajadores o en zonas donde al menos se logra mantener la población? La respuesta es clara.
De hecho uno de los motivos actuales de la escasez de trabajadores cualificados en algunos sectores es simplemente que ya se empieza a notar la disminución de población en algunas franjas de edad. Y ese es el futuro que nos espera.