Prevenir es acertar, prevenir es ser leales con el país, no con un grupo de interés ni con una persona en particular. Esto me lo dijo un profesor universitario cuya visión de los acontecimientos siempre es equilibrada, ordenada y sobretodo independiente, lo que contrasta con aquella desesperación por menospreciar cualquier crítica, como la ofendida posición del ex ministro de economía, que no ata ni desata en políticas públicas.
Dice el ex ministro que tomar decisiones, no es contentar a todos. Pero lo que no toma en cuenta el señor ex ministro, es que esa definición de todos, es muy vaga, incierta e indefinible, en especial si no habla con nadie.
Veamos –como siempre- un ejemplo. Menciona Tuesta que “la decisión del Gobierno de aumentar el Impuesto Selectivo al Consumo de combustibles, cigarrillos, bebidas azucaradas, bebidas alcohólicas y automóviles debe ser entendida dentro de un contexto de un plan económico completo”
La pregunta lógica es….y dónde está o estuvo ese plan económico….completo.
Nadie lo sabe, nadie lo ha visto, ni leído, ni debatido. Entonces, por qué no decir la verdad y a qué intereses se está y estaba apuntalando y a cuáles perjudicando.
En el Perú, tenemos alrededor de 400,000 bodegas que subsisten por ingresos de cigarrillos, bebidas azucaradas y bebidas alcohólicas en un cuarenta por ciento de sus ventas. Salvo aquellas donde el dueño es el que atiende –junto a sus hijos y esposa- las demás ya están despidiendo trabajadores, porque las ventas no cubrirán ingresos, impuestos, arbitrios y salarios, además de los gastos operativos como, luz, agua potable, cable, limpieza y otros más.
Calculamos junto al Instituto del Ahorro, que cerca de cincuenta mil bodegas irán cerrando progresivamente, con lo que se suma otro golpe más a las clases medias.
Y entonces, menos ingresos, menos oportunidades de progreso, educación y desarrollo en miles de familias peruanas. Menos aportes a la seguridad social, a los fondos de pensiones, al Estado….menos de todo y más necesidades. Esa es la condena de no tener ni un plan económico completo, ni un ministro de economía y finanzas antes ni ahora.
Si la soberbia no fuera la distinción del ex ministro, podría ser que una virtud naciera en él, la de hablar, conversar, dialogar, convocar y ser un actor público de encuentro de voluntades, pero eso, parece que no lo hará.
Eso, la soberbia y la imposición, la aprendió seguramente en Venezuela, de vacaciones.