Estas semanas han ocurrido una serie de hechos que ni en las mejores novelas algún escritor hubiera imaginado escribirlas. Tuvimos desde un Canciller mintiendo al Secretario de Estado del Vaticano sobre la ausencia de autorización para que viaje de turismo el presidente a Europa junto a su familia y cancerberos, hasta la búsqueda exigida en redes sociales por miles de personas, de una bebita que supuestamente había nacido luego de secuestrarse a su mamá, pero esa bebita no existía porque la mamá no estaba embarazada y todo se trataba de un invento malicioso cuyos orígenes y razones aún no se esclarecen.
Lo insólito de este segundo caso, es que diversos opinólogos de la ultraizquierda, feministas de temporada sin eco, periodistas militantes del odio y funcionarias del gobierno del mal, señalaban histéricas a la pareja de la “mamá”, como causante sospechoso de cualquier desgracia que no había ocurrido, pero ya se contaba con sentencias públicas para que esos voceros de una inexistente verdad, se vuelvan concurrentes comentaristas en canales de TV o estaciones de radio para erigirse en adalides de algo, de cualquier porquería nacida de sus palabras de porquería, porque para jueces injustos, las feministas de cartón y las manipuladoras de la razón, son artistas impasibles y vendibles al mejor postor, en especial si se trata de sicosociales de la peor bajeza.
Telenovelas y circo, con faranduleros de los derechos humanos -para los terroristas- como protagónicos símbolos de una denuncia sobre nada, hecha escándalo sobre todo.
El país tuvo unas horas de pretensiones de incendio “contra el machismo, contra la violencia de los hombres”, un tema absurdo que no tenia nada que hacer en la mentira programada, mentira de pedidos de marchas y movilización policial hasta que la bebita aparezca, de ministros y congresistas del gobierno diciendo tonterías hasta que otros ministros –de ese mismo gobierno-, les callaron las mentiras a sus colegas anunciando que la mamá, no era mamá, que no estaba embarazada.
¿Y qué vino después? “La culpa es de los hombres” -¿la culpa de qué?-, increíble el guion de las feministas, puras estupideces, cúmulo de atrocidades y cobardía que las izquierdas inventan para darse un espacio a como de lugar, después de haber logrado apenas el 1,2% de la votación nacional en las ultimas elecciones.
El 1,2% está desesperado y busca “temas de odio” para relanzarse. Por eso el circo, por eso las telenovelas. ¿Se dan cuenta?
