La crisis política entrado en fase de definiciones: o cae la organización criminal que encabeza Castillo, o el país se prepara para un largo periodo de violencia y supresión de libertades fundamentales. Ante esto precisemos nuestro rol.
Desde el fraude electoral advertimos que empezábamos una carrera de resistencia y no de velocidad para enfrentar a un régimen que todavía no es comunista, pero sí tiene fundamentos en esa ideología y, peor, mantiene nexos con el neo senderismo. Y ante la ligazón de Castillo con el narcotráfico y la estrategia geopolítica del Foro de Sao Paulo precisamos que no podíamos ser simplemente opositores, sino parte de la resistencia (concepto mayor al grupo local de ese nombre).
La oposición es viable con reglas democráticas y marco constitucional estable; pero cuando el Gobierno se convierte en banda que asalta el Estado debe pasarse a otro nivel de lucha. Por eso alentamos las marchas y la movilización popular que hasta hoy sirven de dique para impedir una dictadura.
El Congreso hizo lo mejor que pudo en su primer año; y aunque ha aprobado muchas leyes que elevan la valla para impedir el avasallamiento de Castillo y sus huestes, ahora está entrampado en disquisiciones filosófico – constitucionales, sin entender que su rol debe ser estrictamente de control político y no de procesamiento judicial.
Afortunadamente la Fiscalía de la Nación ha frenado el camino al precipicio con una denuncia que, bajo el debido proceso, cuenta con por lo menos 190 evidencias en torno a 7 carpetas de investigación contra Castillo y su mafia. Para darle curso a la acusación siguiente hoy solo falta una dosis de valor para que el Parlamento suspenda al cabecilla aplicándole el artículo 114.1 de la Constitución, porque la vacancia probablemente será imposible.
Mientras tanto el riesgo se incrementa. Castillo sigue azuzando al pueblo, amenaza con violencia fascista, avanza contra la prensa (lo de PBO evidencia un plan mayor), y refuerza el frente internacional con agentes del globalismo. Así vendrán los representantes de la OEA para una farsa cuyos resultados ya se han adelantado como “solidaridad” con Castillo.
A los demócratas nos toca preservar la unidad rechazando proyectos necios como el de De Soto; debemos perseverar en la confrontación ideológica y política por todos los medios; es urgente consolidar un frente republicano; y toca retomar la calle el 5 de noviembre en respaldo del Congreso y la Fiscalía de la Nación. ¡Finalmente venceremos!
Nota de Redacción: Este 5 de noviembre, estamos convocados a luchar en las calles.