Esta semana es fundamental para preparar la gran manifestación de la resistencia democrática, que debe llevarse a cabo el 5 de noviembre.
La corrupción del Gobierno alcanza niveles impresionantes: a la denuncia constitucional formulada por la Fiscalía de la Nación hoy se suma el descubrimiento del desvío de fondos de los servicios de inteligencia para pagarle a gente deleznable como Vladimir Cerrón. Además se comprueba cómo la mafia chotana con total impunidad ha convertido al Estado en su agencia de empleos hasta en los niveles más básicos del escalafón.
Castillo sigue azuzando al pueblo en su improductiva gira permanente por las provincias; el primer ministro Torres continúa agrediendo a la prensa, incide en su estrategia de fomentar el odio de clases y en la teoría estúpida del presunto racismo; varios ministros se abocan a la defensa presidencial a tiempo completo sin cumplir con sus funciones; los prefectos se dedican a organizar la subversión dilapidando el presupuesto cada vez mayor que se les asigna; y la inteligencia cubana interfiere con desfachatez en los asuntos internos.
En medio de la demagogia confrontacionista Castillo está conduciendo al desastre final a la economía nacional. Ha vuelto a endeudar al Estado otorgándole mil millones de dólares adicionales a Petroperú solo para evitar, transitoriamente, que la ciudadanía se quede desabastecida de gasolina y petróleo; así hoy el elefante blanco le cuesta a los peruanos más de 7,500 millones de dólares y la innecesaria refinería de Talara no ha entrado en operación. Mientras tanto el Ministerio de Agricultura por cuarta vez ha sido incapaz de comprar urea debido a su corrupción y se avecina la escasez de alimentos a principios del 2023.
Para bloquear a la oposición el Gobierno ha prorrogado inconstitucionalmente el estado de emergencia suspendiendo garantías y amenaza –mediante los mal llamados “reservistas” y la complicidad con el psicópata Antauro Humala- con la toma de Lima y el cierre del Congreso. Y solo para “limpiar la casa” intenta proyectar una falsa imagen de moderación de cara a la visita de la misión intervencionista de la OEA.
Así las cosas, y en tanto el Congreso deshoja margaritas respecto a si se procederá con la suspensión o la vacancia presidencial, urge que el bloque opositor demócrata tome las calles y coordine acciones para el día clave de la convocatoria nacional: este 5 de noviembre. Ha llegado la hora de la lucha frontal. ¡No a la cobardía!