Lean unas frases que hemos seleccionado, para ir explicando el tema de hoy, referido a la injusta creación de un discurso de odio por el cual los terroristas deben ser resarcidos si un Policía o un Soldado actúan conforme a Ley, reprimiendo el delito, respondiendo el ataque delincuencial o cuidando la vida de los ciudadanos y sus familias. Lean:
“La Corte Europea de Derechos Humanos consideró que NO era apropiado ordenar reparaciones en relación a la muerte, por parte de soldados británicos, de tres miembros del Ejército Republicano Irlandés, dado que las ‘víctimas’ estaban intentando colocar un artefacto explosivo”
“Puede estimarse que una persona que participa de actos violentos, ha renunciado a su derecho a ser indemnizado como consecuencia de la respuesta del Estado a tal crimen. Las consecuencias … son las derivadas de respuestas legítimas del Estado y de sus fuerzas de seguridad”.
Hechas estas precisiones, vayamos ahora al contexto, a la situación actual de un país que iba sin freno al abismo más profundo, un país donde hasta hace unos días, una señora Madre dijo sobre la muerte de su hijo lo siguiente: “salió a asaltar como siempre y me lo mataron“ (y es que en el nuevo discurso social, salió a asaltar es como si fuera a ejercer un trabajo honesto, cambiando lo normal o natural, por una legitimización y hasta legalización de lo contrario: robar es bueno). Aquí no se trata de ignorancia ni de pobreza, ni de racismos ni clasismos, porque el delito es transversal y no es excluyente.
Lo terrible sin ninguna duda, es que una Madre pierda a su hijo, sea un delincuente, sea un Policía, sea quien sea, pero es su hijo y en ese dolor y angustia, a nadie le cabe crítica ni condena. Lo que es inexcusable, es que los que promueven el vandalismo, el odio, el comunismo, los ataques subversivos, el lanzar piedras y explosivos contra ciudadanos que piensan diferente o miembros de los cuerpos de seguridad que nos protejen (policías, soldados, bomberos), es inexcusable que digan los violentos y sus defensores, que el atacante es la víctima.
Y todo esto ocurre en un país donde el discurso del odio es editorial y emblema de muchos medios de comunicación inundados de resentidos sociales y automenospreciados comunicadores que ante palabras claras y simples, inventan lenguajes de opresión y revanchismo de algo que les hace sentirse menos, aplastados, oprimidos por su propia forma de ser y no por acción de otros (que sería injustificable por cierto).
Vemos y leemos que el asesino es inocente no por falta de pruebas o evidencias que lo condenen, sino porque ser delincuente es una nueva virtud militante y si el agresor está en la vereda del delito, al delito hay que alabarlo, bendecirlo y aplaudirlo, en cambio a la Ley hay que escupirla, negarla y enterrala. ¿Así estamos y no pasa nada? Vamos a levantar nuestra voz en defensa de los valientes soldados del Perú y de aquellos Policías que con carácter y decisión cumplen con hacer del honor, su divisa.