Las izquierdas son tan previsibles que cuando se pelean entre sí, ya se sabe el desenlace en cada una. Por ejemplo, los caviares se agitan y revuelven en copas de vino blanco, cuando otro caviar, de otra caverna de lujo -digamos de otra playa de Asia-, gana la consultoría en el ministerio donde siempre obtenían sus recursos, viajes, becas y jugosos salarios. Es la clásica pelea ONG rosa, contra ONG rosada (son “un asco” le dice una a la otra sin verla, son “unos informales” le dice la otra en crítica de espaldas, como siempre acostumbran los cobardes).
Y del mismo modo, los cerronistas que ahora viven en Lima y paran de “café en café” por San Isidro y la zona chic de la Molina, le dan duro a los bermejistas del VRAEM que les gusta estar en las piscinas de los hoteles más exclusivos tuiteando o escribiendo alguna estupidez triste en Facebook, algo así como “vayan y luchen compañeros, bloqueen la carretera, no tomen desayuno, no almuercen, el hambre es el motor y la fuerza de la revolución”. Mientras tanto, a distancia prudente, con una botella de whisky, los bermejistas beben y beben y vuelven a beber, y se empachan con varios desayunos y varios almuerzos hasta reventar, mientras su camaradas, nada. ¿O no, camaradas?
Los bermejistas no se quedan sin devolver el golpe a los cerronistas. Para eso, invitan a los diplomáticos cubanos y venezolanos, para despotricar contra los cerronistas y soltar algunos “datos financieros” que son de escándalo y han hecho que los hijos de Fidel y de Hugo les recorten varias veces las ayudas que vienen en valija desde Bolivia, centro de operaciones del lavado de activos de las izquierdas que aún se dicen revolucionarias en el siglo XXI.
Y también por cierto, los verolovers, una mezcla de inservibles en las ONGs de poca referencia, junto con una mezcla de dirigentes de grupos de fachada, puro nombre y nada más, se pelean constantemente con los seguidores del ex cura y novio de la ex congresista que quizo ser presidente con los Morados (y por eso le ganó Sagasti, fruto de traiciones y nuevas alianzas entre petardistas). Y los aranistas, que parecen “arañistas”, hoy odian a las verolovers porque dicen, mencionan, se gastan gran parte del dinero que viene de fuera, en viajes hacia fuera, mientras el proletariado sumiso de los pocos militantes activos padece de hambre haciendo rifas y polladas o pidiendo que les yapeen.
Como colofón, están los ultras que viven en Lince, Magdalena y San Miguel, que adoran vivir en Miraflores, Barranco o San Iisdro, pero se sienten menos allí, como una especie de inferioridad permanente que aflora al verse en medio de esos bellos lugares, como si sobraran pero por sí mismas. Estos nada y nadie, viven de los dineros del MRTA que se obtuvieron por medio de sus ancestros y siniestros, mediante robos, secuestros, extorsiones y pagos por custodia de avionestas que embarcaban droga en el Alto Huallaga. Todo ese dinero del que nadie habla, les sirve para lujosas mansiones en Francia, Panamá, Costa Rica y aquí en el Perú. ¿No lo sabían? Bueno, estos ultras, neo-emerretistas, hijos de Cerpa y aliados, son lo peor de lo peor, son la horda del crimen que usa las redes todo el día, son el flanco más duro y al que se tiene que eliminar, con ideas, razones y argumentos.
La pelea es entre ellos, pero no hay que seguir observando, hay que asistir al funeral de las izquierdas, dándoles un empujoncito.