Resulta importante tener bajo una visión de la mayor evidencia del tiempo de vida, la infraestructura para la longevidad, que quiere decir ciudades amigables, hogares con recursos múltiples que permitan desplazamientos y seguridad individual, calles y espacios que apoyen la movilidad de las personas ancianas, hospitales con especialistas en atención de la salud geriátrica, por ejemplo oftalmólogos geriatras, traumatólogos y odontólogos geriatras, enfermeras, auxiliares y personal de soporte especializado. Y no dejar de atender el transporte horizontal y vertical en todas sus facetas, así como el uso el tiempo libre, el acompañamiento y las comunicaciones frecuentes frente a la soledad.
No se trata de inventar ministerios para la longevidad, o como ya se ha hecho en algunos lugares, para la felicidad, cuando el aborto o la eutanasia compiten contra la esperanza y la lucha por la vida.
Infraestructura para la longevidad es un esfuerzo del Instituto del Ahorro desde hace años, por interesar a organismos multilaterales para que observen el presente que ahoga el futuro.