La Coordinadora Republicana y los ciudadanos firmantes, ante la ola de violencia que altera gravemente el discurrir de la vida nacional, destruyendo a mansalva la propiedad pública y privada, atacando a la prensa y las comisarias, bloqueando carreteras para desabastecer a las ciudades, intentando capturar aeropuertos, centrales hidroeléctricas, empresas de agua potable, etc, al tiempo que vulneran los derechos humanos de millones de peruanos, como el trabajo, el libre desplazamiento, la salud, la libertad de comercio e industria, a la paz, al esparcimiento legítimo, entre otros, declaramos:
Que, ninguna de estas acciones es parte del derecho a la protesta social, contemplada en la Constitución Política. En consecuencia, constituye un error conceptual que nos desarma políticamente, confundir estos hechos subversivos –objetivamente terrorista– con reclamos de poblaciones postergadas. Las demandas populares y sus movilizaciones no persiguen la destrucción insensata. Buscan conquistar reivindicaciones que al final se transan en una mesa de diálogo. Todo lo contrario al acto violentista que aterroriza para doblegar la voluntad e imponer una agenda totalitaria.
Que, por lo tanto, el Perú está sufriendo un ataque antidemocrático a sus instituciones. Esto pone en peligro a nuestra República Bicentenaria en la medida que desconoce las libertades ciudadanas. La agresión proviene de un extremismo izquierdista que fracasó con Pedro Castillo y ahora desata toda su furia radical. Imposible ignorar que a la cabeza de los atentados criminales están antiguos secuaces de Sendero Luminoso y el MRTA, así como los nuevos rufianes del Foro de Sao Paulo y el Grupo de Puebla, pretendiendo revivir épocas de horror y sangre.
Que, exigimos al gobierno de Dina Boluarte firmeza y eficacia para defender el orden republicano. Es su deber desplegar las acciones que la democracia posee para debelar a sus enemigos, en el marco prescrito por la Constitución y la Ley. Frente a la magnitud de la amenaza contra nuestras libertades, cualquier signo de tibieza, negligencia o indecisión, implica capitular vergonzosamente ante intereses ajenos a la Nación. Estos buscan secuestrarla como sucedió en Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, etc. ¡La Patria no se entrega, la Patria se defiende!.
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