Las evidencias condenan a las izquierdas en el Perú: divididas, manipuladoras, apropiadoras de donaciones y ocultadoras de la procedencia del financiamiento para las revueltas que han ocasionado la muerte de más de cincuenta personas, en circunstancias de exarcerbación de la violencia contra todo y contra todos, no importándoles si se trata de niños, de mujeres o de gentes que querían ayudar a evitar tal derramamiento de sangre, resultado injusto, indeseado por el pueblo, pero organizado, alentado miserablemente y empujado con el odio que caracteriza a los asesinos de la democracia y de la libertad.
Durante los últimos seis años, han pasado seis presidentes y ninguno le gustó a los herederos del MRTA y Sendero luminoso, por eso alentaron desde atrás la permanente inestabilidad gubernamental, el inconsecuente menosprecio legislativo y el reemplazo de quien sea, por quien sea. Durante los últimos seis años se han elegido tres congresos y ni uno sólo ha sido felizmente –en términos generales-, patrón del odio, aunque han estado y aún están infestados, contaminados y penetrados con antipatriotas, con comunistas vendedores de humo y cocaína, con lo peor de la izquierda esa, subversiva, intolerante, cobarde y terrorista en sus ideales ahora nada ocultos.
Esa izquierda dueña del odio, líder de la corrupción y maestra de la impunidad, sigue de fracaso en fracaso y ante esa desesperación, mueve hordas violentas de alquilados y mercenarios de la política sucia para generar caos y terror en las calles, en las carreteras, en los mercados y hasta en los hospitales, universidades y centros laborales, creando inestabilidad, sensación de miedo y a la vez, muerte. Sin embargo, los peruanos han demostrado que la tolerancia no debe existir frente al neo terrorismo que está andando “libre” para atacarnos. Las respuestas de la ciudadanía han sido y están siendo contundentes en defensa del Perú, para acabar con cada intento o acción subversiva.
Pero no bajemos la guardia, porque el fracaso de la izquierda, aumenta la violencia irracional que la inspira y en esa respuesta siniestra, no van a escatimar los comunistas el cometer delitos ni sembrar crímenes como los que han ido generando al causar la muerte de tantas personas, empujándolas a una protesta que no entienden y a una actitud insensata que les han sembrado en la mente a golpe de mentiras y engaños, mientras cobran –los dirigentes de las izquierdas neo terroristas- dineros de proveniencia ilícita para financiarse ellos, en sus lujos, perversiones y placeres inmundos, y usar ellos, al pueblo confundido y estafado.
No es momento para dejar de molestarnos o para dejar de enfrentarlos. Hay que estar molestos con los que mienten para matar, con los que asesinan para lucrar, hay que estar molestos, indignados y dispuestos a darles su merecido, a quienes aumentan la pobreza creando pánico y temor, chantajeando al Perú.