“Yo no dije lo que dije”, es la típica respuesta de los cobardes que no afrontan lo que dicen, los que a cada rato, siempre, promueven la muerte soliviantando a grupos subversivos terroristas.
La congresista Sigrid “tesoro” Bazán ya había dicho que era necesario por lo menos “un muerto” para que “los protestantes” sean “escuchados”. Más de seis nuevas semanas de algarada terrorista que deja tras ella, más muertos, destrucción y miseria. El Centro Histórico, otra vez, nuevamente está siendo destruído ante la comprobada inacción de la Presidente Boluarte que no recurre a mejor cosa que, por favor, quiero “pedir diálogo”. ¿Con quiénes?
El día sábado tuvo lugar violentos enfrentamientos para frenar a hordas de asalariados. ¿Hasta cuándo la Policía Nacional no podrá repeler cómo se debe a gente que los ataca con piedras lanzadas con hondas y huaracazos, armas hechizas y material explosivo?
¿Hasta cuándo cierta prensa seguirá llamando “manifestantes” a cientos de terroristas? ¿Hasta cuándo la Fiscalía no acusará a todos los cabecillas, financistas, azuzadores y promotores quienes incluso desde el Congreso son responsables directos y mediatos de las muertes acaecidas?
¿Hasta cuándo irresponsables tontos útiles pedirán hacer caso a “la calle” que exige una absurda agenda subversiva, siendo también voceros de ello algunos comunicadores?
La subversión ya tiene “sus muertos”. Sigrid “tesoro” Bazán ya tiene “su propio muerto”. Que asuma su responsabilidad ante la Justicia y el propio Congreso la suspenda como paso previo a su desafuero. Ella como Maritza Garrido Lecca, Nelly Evans, Javier Diez Canseco y el sanididrino Torres son parte de quienes promovieron y promueven muerte y destrucción.
Basta de odio y subversión terrorista. Presidente Boluarte ejerza su autoridad. El momento exige manos firmes y fuertes, no “manos Nivea”. Si no quiere o no puede, ¡váyase a su casa!